Sobre la carne que conforma el Bic Mac o el Cuarto de Libra se dicen muchas cosas: que son hechas con gusanos o con una mezcla de carnes de baja calidad, solo me falta escuchar que están elaboradas con carne humana. Este post no es sobre Mc Donalds, ni siquiera mi opinión sobre cualquier integrante de un Mc Combo. No. Este post es sobre una visita realizada a la fábrica Karnicos, donde se procesa la carne de pollo y res para las hamburguesas, más vendidas y controversiales del planeta, como parte del programa «Puertas Abiertas» de la trasnacional norteamericana.
Sí, la carne que viene dentro de una hamburguesa de Mc Donald´s es 100% carne de res, que dependiendo del producto final varía su porcentaje de grasa. Por ejemplo, el Bic Mac y las que vienen en la cajita feliz tienen menos contenido graso, que la de un cuarto de libra. En el caso de los productos con pollo, se utilizan pechugas y muslos con un porcentaje más bajo de grasa. En ambos casos la carne se limpia, muele, marina, da forma, tempuriza, prefríe y congela, para ser llevada a cualquier Mc Donalds (en este caso de Venezuela).
Me impresionó la limpieza y el cuido de la calidad en Karnicos. Empresa venezolano-argentina creada hace 16 años, que se ocupa de surtir a los arcos dorados y otras empresas como Plumrose y en una época se hacía algunos productos de Mr.Ranch, perteneciente a Empresas Polar.
La planta es un espacio de 6,500 metros cuadrados, ubicada en Santa Teresa del Tuy, con una plantilla de 250 trabajadores directos y 500 indirectos. Allí, cada día, se procesan 16 toneladas de carne de res para hamburguesas y una cantidad similar para los productos de aves, como los nuggets.
En el caso del pollo, la materia prima es nacional y en para la carne de res, un porcentaje es importada. Recorrí el lugar, me vistieron con tres capas de ropa, guantes, 2 gorros, tapabocas, botas, como parte de una práctica diaria de cuido extremo de la seguridad e higiene industrial.
El lugar huele bien, en el caso del pollo como lleva una prefritura antes de congelarse, el olor es a pollo frito, pero de un aceite que está en buenas condiciones. En la línea de producción de carnes, el olor es a carne cruda, con un fuerte dejo a cebo, como si estuviera en la carnicería.
No soy técnico en seguridad industrial, ni de controles de calidad sobre los alimentos. Pero la vista, el olfato y mi sentido común, me hablan de un producto que puedo consumir con absoluta confianza, más allá del tema nutricional que no es asunto de este post. Al conocer el proceso de elaboración, me sorprende cómo prácticas comunes en la cocina, se llevan a escala industrial.
Esto ratifica lo que siempre he pensado, es preferible comer en McDonalds, debido a la atención brindada a la limpieza y buen estado de sus productos, que en un puesto en plena calle; como me pasaba cuando trabajaba en Plaza Venezuela, y más de una vez vi cortar los tomates y las lechugas sobre la acera, al punto que nunca más regresé a esos perreros. Aunque para nadie es un secreto que soy fan de la comida callejera.
Por otra parte, la hamburguesa de Mc Donalds es un producto atacado constantemente por infinidad de flancos. No son mis favoritas. Pero debo admitir que manejan bien la mala publicidad, desmontando cuanta leyenda urbana que surge por ahí e invitando a amantes y detractores a ver lo que sucede adentro.