8 whiskies bastaron para darle la vuelta al mundo

«Agua de vida» es la traducción al castellano de la palabra gaélica uisce beatha, cuya fonética da paso a la palabra Whisky. Elaborado básicamente de cereales que ha derivado en versiones de granos, malta y blends. Pero cuánto puede hablar una botella de un país? Qué diferencias se pueden establecer de una procedencia a otra? Como sucede con la mayoría de los licores, los lugares que los ven nacer dejan su huella en la bebida. «Esta noche conoceremos whiskies de 6 países de origen, con un origen celta común», expresó el sommelier Habib Rabbat.

Los muchachos de Tu Buen Vivir (@tubuenvivir) organizaron una cata de whiskies, apoyándose en su fortaleza que es el conocimiento de los destilados. Angel Durán (@Calvinaadg) y Habib Rabbat (@hrabbat) meticulosa y concientemente escogieron 8 etiquetas: Famous Grouse en dos presentaciones – incluso una de ellas 12 años- procedente de Escocia, Crown Royal de Canadá, Jack Daniels y Wild Turkey de Estados Unidos, Tullamore Dew de Irlanda, Hibiki de Japón y Blenders Pride parcialmente elaborado en Venezuela.

Rabbat dejó claro no solo su sólido conocimiento sobre el whisky, sino su facilidad para transmitir sus conocimientos, en una degustación compleja, prolifera en información, donde era muy sencillo confundirse sin la atención y la conducción adecuada. A mi parecer, más allá de lo interesante puede resultar saborear el mundo a través de distintos tipos de este destilado, resultó el desarrollo del tema de las armonías.

Hago un alto en el tema de las armonías, porque es común escuchar críticas al hecho que en este país se come acompañando la comida con whisky, a más de uno le he escuchado decir «se come con la lengua dormida» o peor aún, «con el paladar anestesiado», pero resulta que ahora caimos en el tema de la relatividad de la verdad, porque Rabbat y Durán demostraron que el whisky también puede armonizarse, incluso con comidas que opacan otras bebidas, pero que el whisky les lleva el ritmo, como aquellas ricas en grasa, altas en azúcar en intensas en especias. Increíble pero en algunos casos whiskies que no tenían mayor brillo, adquirieron otra dimensión al combinarse con el bocado de comida indicado.

Nuevamente, felicitaciones a Tu Buen Vivir por esta maravillosa experiencia, que resultó didáctica, interesante, sorpresiva y nuevamente ratificó que en el mundo de la gastronomía no hay verdades absolutas.

Slainte Mhath! (Salud! en gaélico)


Así se veían las mesas durante la cata, las 8 copas, papel, bolígrafo y agua mineral OGO. Solo falta el teléfono celular, indispensable para tuitear todos los detalles, y los compañeros de viaje al mundo del whisky en este caso eran todos tuiteros consumados, al punto que esa noche nadie se llamó por su nombre, todos eramos @»fulanito», esto abre la ventana a otro mundo que apenas empieza a mostrarse.



Esa noche desgustamos los ricos platos elaborados en Soma Café:

  • Pollo con caramelo de café con Blenders Pride.
  • Pan Sueco con queso de cabra, champiñones frescos y mermelada de rosas con Tullamore Dew.
  • Cestas de masa filo rellenas de ensalada de gallina con Famous Grouse.
  • Brusquetas con roastbeaf, pimentón y mayonesa de curry con Famous Grouse 12 años
  • Queso amarillo con cebollas caramelizadas y berenjenas con ajo con Wild Turkey.
  • Roll de plátano relleno de queso tipo Brie y salsa de papelón con Jack Daniels.
  • Bombón de chocolate de leche relleno de miel con Crown Royal.
  • Bombón de chocolate oscuro al 70% relleno de chocolate oscuro con Hibiki.


Hibiki, whisky elaborado en Japón. Fuerte en nariz, suave en boca una delicia. Un dato curioso de esta botella es que está cortada en 24 caras que corresponden a las 24 etapas del antigüo calendario lunar nipón.


El sommelier Habib Rabbat y sus etiquetas. Por cierto, en la foto se aprecia un tazón de metal llamado Quiaiche, antiguamente fabricados de madera que se utilizaba para brindar. Se toma con las dos manos y se brinda por la victorias sobre el condumio con un pie sobre la silla, como el cazador que marca su superioridad sobre su presa.

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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