Iwao Kowiyama en plena demostración. Sin ser a propósito, Chiquinrirá Delgado se coló en la foto y parece que suspira por el invitado.
Asistí a la presentación del Chef Iwao Kowiyama en el expo congreso enogatronómico de Valencia, donde se le anunció como uno de los invitados especiales. Me entusiasmaba mucho la idea de presenciar su demostración porque me gusta su programa de cocina, de los pocos en esta área que veo.
Antes de la presentación me colé a la cocina dónde estaba preparando su misanplás y lo encontré abanicando un arroz para sushi, muy concentrado y respondiendo una que otra pregunta que le hacían los entusiasmados asistentes. A pesar que la cocina es pequeña, reinaba orden y limpieza, el mismo Iwao aunque sudando del calor, tenía su filipina (por llamarla de algún modo porque parece más un kimono) impecable. Los cuchillos a tono, de un lado una mesa con los ingredientes frescos y algunos para preparar cocina japonesa y del otro lado una bandeja inmensa de arroz recién cocido y que Iwao removía con una paleta y luego abanicaba. En ese momento, le grité «hola Iwao soy una fan» … me van a creer? a estas alturas de mi vida saludando a la gente con argumentos de adolescente. Pero gentilmente esbozó una sonrisa y me dijo «hola».
«Te puedo tomar una foto?» entonces se puso de tal modo que me dio chance de tomársela. Ya los gorilas de seguridad me veían feo, habían captado a la intrusa, porque todo esto sucedió mientras yo me encontraba detrás de un estante de metal. Le pregunté si no le importaba que le hiciera una entrevista al final de su presentación, y con cara de desconcierto me dijo que si no había nada más en su agenda con todo gusto. Claro, boba yo, nunca le comenté que era periodista, así que se quedó con la idea de la fan entrometida.
La presentación fue impecable, creo que quien pagó los docientos y tantos miles que costaba la entrada se fue contento a su casa. Pensé que a ese precio nadie asistiría, pero la cola para entrar era larguísima. Hay público para todo.
Iwao tiene vena de educador y es muy claro en sus explicaciones, me sentí como cuando estudiaba cocina, además de responder a los curiosos y hacerle preguntas a los asistentes. Tomó un salmón y a medida que lo cortaba explicaba a detalle la operación «sientan con las manos y el sonido al cortar el pescado», «corten sintiendo el filo, tan cerca de las manos que les corra un frió por la espalda. La clave es sentir la adrenalina. El miedo previene de cortarse» y así poco a poco fue haciendo su trabajo.
A veces se le agolpan las palabras y no se le entienden el final de las frases, pero se ríe de sí mismo, lo que pasa es que es difícil descifrar la expresión de la gente de rasgos asiáticos. Les habló a los estudiantes que estaban como hipnotizados con franqueza, sin adornos, de manera didáctica y muy clara. A diferencia de una charla que entre sobre supuesto maquillaje de alimentos, donde el conductor le llenaba la cabeza a los muchachos de cotufas, la verdad es que salí indignada y casi corriendo de allí.
Iwao no me decepcionó. No he probado su comida, pero me gusta su manera de enseñar. Aprendí mucho mientras lo escuchaba. Solo estar presente en su presentación valió el viaje a Valencia.