Mi primer post de 2010 comienza pensando en voz alta. A veces la gente me señala como «crítica gastronómica» y nada más alejado de la verdad, porque para llegar ahí me falta la vida entera, quisiera tener el criterio y bagaje de mucha gente que leo, cuya profundad, capacidad de observación, memoria gustativa, fotográfica y númerica, además de excelente pluma me hacen agua la boca.
Ojalá algún día llegue a tener ese nivel, pero ir a restaurantes cuando se tiene ese deseo, se torna en un camino complicado que exije tiempo, disciplina, seriedad, dinero … mucho dinero, lectura y una seguridad en uno mismo que puede doblarle las rodillas a cualquiera.
Cuando escribo doy «mi impresión». Impulsada en primera instancia por mi gusto, las preferencias de mi paladar, luego desde mi sentido común, por supuesto que el ser cocinera me da un entendimiento de la cocina y su dinámica que me es muy útil, y finalmente, de tanto probar y probar se va adquiriendoprogresivamente los beneficios que da la experiencia.
Siempre he sentido que el primer compromiso de mi blog es conmigo misma y en segundo término, casi en final de fotografía, de honestidad con mis lectores, tal vez eso hace que muchos me quieran y otros no tanto, pero no se puede complacer a todos.
Toda esta cháchara para comenzar el 2010, que será un año posiblemente menos movido que el anterior dado los problemas económicos que atraviesa el país, pero estoy convencida que rebosante de creatividad, como suele suceder en épocas de crisis.
Para quienes se pregunta el cambio de colores solo puedo alegar que me cansó tanto amarillo y verde y todo evoluciona, espero que les guste.