Comer en el estadio amerita mucha plata en los bolsillos

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Infaltable bala fría con muchas salsas.

“La pelota” como se refiere coloquialmente al beisbol en Venezuela, siempre ha sido un deporte popular. Entradas relativamente económicas disponibles, cerveza fría a bajo costo, balas frías de todos los tipos, es decir, un espectáculo que permite disfrutarse in situ con diversión garantizada, pierda o gane el equipo que se apoye. Comer en el estadio es parte de la diversión, pero, ¿a qué precio?

Pero la pelota también da mucha hambre, consecuencia de la tensión, la alegría, las expectativas, el análisis del juego, la gritadera, en una combinación de frenesí deportivo que consume una increíble cantidad de calorías.

Sin embargo, al beisbol también lo alcanzó la crisis económica. De una temporada a la otra los precios superan por mucho la inflación. Por ejemplo, una arepa al final de la temporada 2014-2015 apenas llegaba los Bs.190, actualmente la más económica cuesta Bs.500, a lo que hay que sumarle que se come de pie y con escasas servilletas.

La oferta este año no ha cambiado mucho. A las afueras de El Universitario mucha parrilla, hamburguesas, perros calientes, chucherías y hasta frutos secos. La verdadera tierra de nadie, donde parece que la salubridad no es prioridad. Habría que preguntarse de dónde sacan el agua para trabajar o cómo hacen para ir al baño. Lo cierto es que lo que se compra allí, se come ahí, porque no se puede ingresar con alimentos al recinto.

Adentro la situación varía un poco. Los ya clásicos de siempre como Juanchi´s que siempre está lleno, en especial después que comienza el juego. Las filas de gente esperando sus hamburguesas de gruesas carnes, ricas en cebollas caramelizadas, salsas y queso. Sin embargo, este año al lado le pusieron una competencia interesante llamada 100% carnes, con una oferta bastante similar.

Del mismo lado, entre las puertas 0 y 2, está Tequechongos. Sin sorpresas solo que un conito con 6 tequeños cuesta Bs.500. También hay shawarmas, comida mexicana, perros, y las arepas que llevan carne de hamburguesa. En todos los casos se necesitan al menos Bs.1000 para comer.

Del otro lado, una opción sabrosa y de buena calidad son los perros calientes y la parrilla de la Montserratina, al igual que los del puesto de “El Viejito”. Las primeras, tal vez, un poco más sofisticadas. Ahora hay sánduches de pernil, pepitos y hasta unos conos “de pizza”. ¿Los precios? Los mismos que del otro lado.

Una de las grandes novedades de esta temporada la trae la gente de Franca Coffecake, quien tiene un puesto lleno de galletas y tortas a los mismos precios de sus sedes en Los Palos Grandes y Las Mercedes. Pero es una opción para un dulcito que no viene mal.

Para quienes van a gradas la oferta de comida resulta sorpresiva. Por ejemplo, justo debajo de la pizarra electrónica, Goya lleva casi cuatro décadas haciendo unas magníficas arepitas dulces, y los fines de semana preparan hervido y hasta mondongo. De ese lado del estadio encontrará papas rellenas, más arepas y empanadas. La recomendación es llegar temprano, porque las arepitas se acaban rápido. En esta zona también come personal del estadio y de los equipos, incluidos los peloteros.

comer en el estadio 1

Cervezas y chuches en tribuna

Las birras son todo un aparte. Posiblemente vaya comido al estadio o aguante el hambre hasta llegar a casa, pero las cervezas son casi inevitables. Pero prepare la cartera, subió un poco más del doble de un año a otro, es decir, Bs.100 cada vez que le de sed. Eso si las compra en los puestos de afuera, porque si tiene un cervecero de confianza que se las lleva hasta su puesto le sumará un recargo, aunque digan por los parlantes a todo gañote el costo de todas las bebidas e inviten a no pagar más.

Las otras opciones en bebidas son agua mineral y refrescos, a menos que se siente justo detrás del home, donde un mesonero le ofrecerá algunos destilados como ron y escocés. Pero eso es otra historia.

Mientras disfruta el juego no se detendrá la oferta de comida, pasarán frente a sus ojos cotufas – más costosas que en el cine -, obleas con arequipe y lluvia de pepitas de colores que en su versión simple cuesta Bs.70 y la doble Bs.140, siempre las vende el mismo señor, un colombiano costeño llamado “Alexander” que recorre todo el estadio. El año pasado no hubo obleas porque el hombre se fue a su tierra por asuntos personales.

Otras opciones son tequeñones, chucherías como toda la gama Savoy que va desde Carré hasta Susy, por ahí se deja colar un manicito de Jack´s y los infaltables Monchis con tostoncitos, “chicharron son”, yuquitas y papitas.

El cierre del noveno

Si quiere comer en El Universitario tiene que comprar ahí la comida. Olvídese de llevarse un sanduchito, una golosina o una frutica en el bolso, eso quedará decomisado en la puerta.

La oferta gastronómica en el estadio está hecha para gente sin problemas ni limitaciones alimenticias y con dinero en el bolsillo. Cada juego amerita un mínimo de Bs. 1000, para comer lo básico. Lo más económico son los tequeñones y los perros calientes con pan, salchichas (la más simple) y salsas.

En el caso de los abonados es todo un problema, porque irán por lo menos a un promedio ente 15 y 20 juegos de los alrededor de treinta de la temporada regular, además de los juegos del “play off” (sistema que este año cambió de formato). Es decir, que más gasta en comida que en boletos, esto sin contar estacionamiento o movilización. Y ni hablar de algún antojo de la boutique como gorras, chaquetas, camisetas. Solo una perla, la chaqueta oficial de los Leones del Caracas en la temporada pasada costaba Bs.4.500 y este año ronda los Bs.50.000.

Sí, al beisbol también lo alcanzó la inflación, y de qué manera. Y eso se ve a simple vista. Las gradas lucen con menos asistencia, seguramente los clásicos como Caracas vs. Magallanes lo reflejen menos, pero son solo cinco juegos en El Universitario en toda la temporada regular.

Para quienes decidan ir al recinto universitario a ver jugar a su equipo favorito, tome previsiones y saque cuentas. Mientras tanto a los precios de la comida y la bebida les sale esa maravillosa narración radial de Fernando Arreaza cuando Los Leones conectan un home run: “atrás, atrás …. enormeeeee …. olvidennnnlooooo …. homeeee runnnnn”.

Texto publicado originalmente en elestimulo.com el 27/10/2015

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.

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