Hoy, domingo, después de muchos días nublados, amaneció el cielo limpio, increíblemente azul. Un magnífico cielo de domingo. A media mañana nos fuimos a desayunar al puesto de los famosos hermanos Moya, en el Salado. Muy conocidos por sus sensacionales arepas, que antes preparaban en el mercado de Conejero, pero desde hace seis años están ubicados en la avenida 31 de julio, al lado de una plaza, donde están dispuestas varias mesitas atendidas con el mayor esmero y cariño. Por cierto, ellos se han ocupado de arreglar la plaza, sembrar todo tipo de plantas, por lo que la limpieza y el cuidado son notorios y eso se agradece.
Al llegar estaba lleno de carros y clientes hambrientos, ya me habían dateado de la arepas rellenas de cangrejo y pulpo, y la de cazón con pecorino y aceite de oliva. Lo cierto es que me decidí por la primera, aunque me enteré muy tarde que por cábala los españoles había pedido que no se comiera pulpo, pero como que igual no importó mucho mi descuido margariteño.
La arepa estaba simplemente deliciosa, la masa suave, la costra crujiente y el relleno consistía en una ensalada de pulpo tierno, muy suave, con imitación de carne de cangrejo, tomate, cebolla y mayonesa. Tan divino manjar acompañé con un jugo de lechosa y la revisión de la prensa.
Luego, pedí la de cazón, sugerida por Oscar Moya, quien muy amable conversó un rato en la mesa con nosotros. En este caso el relleno era increíblemente gustoso, se le sentía un pescado de calidad, sin exceso de aliños aunque sí con mucho color, se colaba un dejo de ají dulce, que armonizaba magníficamente con el queso y el toque de oliva. Uno de mis amigos pidió la de chicharrón, queso amarillo con aguacate y su cara era un poema, por breves minutos nadie habló en la mesa.
Quedé con José en ir para allá con más calma y hacer un paso a paso del su particular pastel de chucho … prometo que no me guardaré nada cuando publique ese post.
Fútbol y almuerzo a la orilla del mar
Luego fuimos a casa de unos amigos de Ilenia y Carlos, un lugar precioso ubicado en el pueblo de La Guardia. Frente a la playa se ubica la piscina, un bello jardín y todos los espacios de la casa están orientados hacia la hermosa vista. Por supuesto, disfrutamos el juego final del mundial de fútbol, celebramos el triunfo español y luego de un piscinazo, nos entregamos a la buena mesa.
Un rico menú preparado por la señora Rita, una colombiana procedente de un pueblo cercano a Barranquilla. Arroz blanco sueltecito y gustoso, pastel de maíz con crema y queso gratinado, carne a la parrilla y una ensalada con unas lechugas frescas que parecían de maquilladas (tengo entre mis pendientes averiguar quien las siembra aquí en la isla), palmitos, pepinillos y una rica vinagreta. De postre, un arroz con coco que yo le compré a una señora en una de las paradas del día y que resultó un fiasco. Bebimos Castillo de Molina Sauvignon Blanc Fumé, así que entenderán que mi dicha era completa y tan rico almuerzo amenizado por el sonido de agua, cuando al romper la ola hace que friccionen las piedras, una estimulante conversación y un atardecer que quitaba el aliento.
Así transcurrió mi primer domingo en Margarita, esta isla se muestra generosa y le estoy profundamente agradecida.
Nota: a los hermanos Moya los pueden seguir en twitter @oscarjosemoya y tienen un grupo en facebook
Hola Vanessa! me da gusto saludarte y saber que todo bien en tu vida, desde aqui te deseo muchas Bendiciones y un Abrazo de Luz!… Ah! se me olvidaba. no te perdono la foto de la arepa con pulpo, demasiado divinidad, jejeje. Saludos!..