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El panadero mallorquín Miguel Pujol Ferragut es famoso por las ensaimadas, que por más de 40 años han salido de su pastelería Can Miguel. De masa suave y esponjosa, tan livianas que cuesta creer que ese espiral dorado e irresistible, cuente entre sus principales ingredientes con increíbles cantidades de grasa de cerdo. Este platillo ícono de la culinaria de la isla española, se pueden comer solo con azúcar pulverizada o rellena de cremas, frutas, jaleas, chocolate, además de algunas preparaciones saladas.
Miguel aprendió el oficio con su familia y heredó el horno de su padre, quien a su vez lo heredó del suyo. La familia Pujol ha estado en la misma dirección desde 1914 cuando adquirieron el horno, que ya funcionaba desde 1565 con el nombre de Forn d´en Reixac. Pero desde hace 40 años, Miguel se levanta antes que salga el sol para hacer ensaimadas, cremadillos y empanadas, además de otras delicias.
Como nada es para siempre, Miguel se acaba de retirar. El horno que-no-se-sabe-desde-cuando ha desconocido un día de descanso, cedió el paso a la tranquilidad de la jubilación, aunque el panadero asegura extraoficialmente, «ya veremos». Además, ninguno de sus hijos tomó el testigo.
De la mano del chef Fernando Arellano llegué a Can Miguel en una maravillosa visita a Palma de Mallorca. Miguel es un hombre encantador, generoso y muy amable. Verlo trabajar es como un viaje en el tiempo: el horno de leña, el sistema de pesado, la viejas y curadas bandejas, la gastada mesa de trabajo, el olor dentro del local y su pericia.
A cada rato entra gente buscando sus famosas ensaimadas, la mayoría habla en catalán. Ríen, comentan las noticias, se preguntan por la familia o simplemente analizan el juego de pelota del día anterior. Destrás del mostrador una foto con la familia real, entonces Miguel cuenta con orgullo que durante sus famosas vacaciones en la isla las mandan a buscar.
Miguel me dedicó prácticamente una mañana, me enseño a hacer ensaimadas y empanadas, o por lo menos eso intentó. Mientras contaba historias, hacía preguntas, atentamente me dirigía para que aprendiera a hacerlas correctamente.
Nota: sí tengo la receta, pero el propio Miguel me pidió que no la dilvugara.
Bonita experiencia. Y Miguel, un artista. Pena que la receta siga siendo un secreto. Aunque quizás, mejor así… Habrá que seguir yendo a Can Miquel a por esas ensaimadas deliciosas. Una joya de la gastronomía en Mallorca.
Un saludo desde la isla 🙂
Miguel no es celoso con la receta en verdad, pero la diferencia la hace la experiencia, el cariño con que amasa, ese horno fantástico que no conoce el descanso desde hace siglos … Lamentablemente, Miguel se acaba de jubilar, supongo que de vez en cuando se animará a hacerlas, pero ahora no están disponibles todos los días … gracias por su comentario, saludos desde Caracas
Las recetas tienen que tener un toque de misterio, como las que pasan de madres/padres a hijos.
Un saludo para siempre al Forn Can Miquel de Sa Pelleteria
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