Glissel Santana «soy una migrante chocolatera»

Esta tableta de con leche al 40% de cacao e inclusión de maní tiene una historia que por muchos motivos me toca el corazón. Resulta una tableta llamativa por su presentación en forma de corazones teñidos de azul, hechos para el día del padre.

Su artífice es la chocolatier venezolana Glissel Santana buscaba reproducir el sabor de una golosina llamada Ríquiki, que hacía Savoy en Venezuela. Me impresiona cómo logra acercarse tanto a esa versión con un cacao de otro origen, y mucho más refinada. Es una buena tableta, que requiere un par de ajustes, pero me gustó mucho.

Glissel se define como una “migrante chocolatera”.

Trabajadora social de profesión egresada de la UCV, hasta que el cacao la atrapó para siempre. “Aprendí a trabajar la bombonería fina en un programa que desarrollo la asociación civil Trabajo y Persona en el 2011 con la Alcaldía de Chacao. Ahí conocí a María Fernanda di Giacobbe quien ha sido mi inspiración”.

“Aprendí a procesar el cacao en la Escuela de Chocolatería del Alba, único proyecto bueno que dejo Chávez. Estudié tostado, descascarillado, refinamiento y a crear fórmulas”.

En 2014 emigró a Argentina y en 2016 a Perú en un proyecto en Puno que no cuajó, de ahí se fue a Pucallpa y trabajó en Chocolates Ukaw y luego en Chocolates Maná en Chachapoyas hasta que llegó la pandemia. De ahí a Piura donde estuvo dos proyectos.

Nos conocimos en Salón del cacao y chocolate peruano 2023 cuando trabajaba con Chocoazú. Luego se fue a Chile con su familia, pero, al poco tiempo volvió, pasó nuevamente por Piura y ha regresado al país vecino por una oportunidad laboral para su pareja.

Antes de partir hacía en casa chocolate con su melanger que la acompaña donde va. Vende los productos de @choco por redes sociales: bombones, tabletas, untables y chocotejas, las últimas en la puerta de la escuela de su hija.

(Si la gente supiera el tesoro que estaban comprando, pasa esa idea por mi mente). Esto me conmovió mucho, no espacio ni público pequeño. Cuando emigras no hay cabida para el ego, solo resiliencia.

A Glissel, gracias por la confianza y cariño. Tanto talento y amor será recompensado. Ya nos volveremos a encontrar.

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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