El argot de los periodistas venezolanos está impregnado de expresiones relacionadas a la culinaria y otras aunque no tanto, se parecen bastante. Se utiliza en todas las fuentes: economía, política, deportes, cultura, ciudad. Increíblemente, la gastronomía da los mejores símiles.
Arrocero: «el que va sin estar invitado a los eventos donde hay caña», narra José Baig. Aquí los reyes son los del SIPEM (Sindicado de Invitados Por Ellos Mismos). Son el terror y pesadilla de las relacionistas públicas. Fáciles de identificar: llegan con mucha actitud, una revista bajo el brazo qué casualmente es el único ejemplar del que disponen, no dan tarjetas de presentación y tienen guindado en el cuello un carnet que muestran «rapidito».
Caliche: aunque la fonética engañe, no es primo, ni pariente del Miche (aguardiente andino). Se trata simplemente de información sin relevancia. Esa abunda.
Calichoso: referido al caliche, sin embargo, la expresión da hasta para referirse a hechos y gente.
Cochino: no se trata de cerdos o chanchos gustosos, que gozan de tan mala fama por los profetas del desastre nutricional. Se trata de la falta de musa o exceso de trabajo en un momento determinado. Una pesadilla para cualquier periodista.
Encochinado: tener que lidiar con un cochino …
Encendido: ni remotamente cercano al fuego que todo lo transforma. Se trata del estado de un periodista que por momentos sale de las preguntas habituales para entrar en el terreno de las incómodas. Puede haber o no mala intención (eso es otro asunto).
Lomito: información sin desperdicio.
Montar una olla: y vaya que las hay! Referido a levantar una noticia a base de retazos. Es lo más cercano a cocinar con sobras, lo increíble es que aunque todos saben de qué se trata con frecuencia, resulta y hasta puede salvarte el fundillo a algún colega.
Montar un guiso: ni remotamente relacionado al gustoso guiso de las hallacas o a la salsita de una carne guisada. En este caso, se trata de publicar información sin verificar en un supuesto que se da por hecho. La imagen de quien tira el anzuelo a ver qué pesca, entonces seguramente el afectado(s) responde(n). Ahí viene la verificación. Una periodista amiga que me pidió no revelar su nombre lo califica como «maluco, hay un toque de mala intención, pero da noticia». Muchas veces se monta una olla, para montar un guiso. Tampoco tiene que ver con la expresión venezolana «un guiso» relacionada a la práctica de algún negocio fraudulento o de origen turbio.
Palangre: no se trata de un pez, emparentado con los bagres, sino de las informaciones pagadas pero que quieren hacer creer que son noticias. Algo así como publireportajes tapados.
Palangrista: persona que ejerce el palangre. Muy mal visto.
«Pescaíto en sartén»: «onomatopeya del sonido que hacen los colegas masculinos cuando ven a ciertas colegas, generalmente reporteras de televisión», así lo define el periodista José Baig.
Pimentón: el que está en todos los guisos (no guarda relación con la definición de guiso expresada anteriormente). No se pierde un evento, pero además posa para las fotos de sociales. Por supuesto, todos lo conocen. (dato de José Baig)
Plantón: muy común en estos días … en especial en las fuentes de política y economía. Ojalá tuviese relación con el tostón, pero no. Referido a quedarse esperando una declaración o que espere un anuncio para una hora y esté confirmado y lo muevan para mucho después. Lo peor es cuando toca esperar, entonces «se paga plantón».
Rayo: ni remotamente relacionado al rallador donde se procesan trozos de queso, papelón o vegetales. Ni tampoco al trazado de líneas. En este caso, se trata de la información de última hora, la que llega justo cuando uno ya tiene la cartera al hombro y todo listo para salir de la redacción. Entonces, te obliga a devolverte. Nunca son cortos, inofensivos o irrelevantes. Creo que en secreto más de un colega reza para que no caigan.
Refrito: expresión ajena a la comida recalentada. Se trata de información ya publicada que pretenden que se la publique otra vez. Error garrafal de algunas personas que para atraer la atención de un periodista, le muestran toda la gente que ha escrito sobre el tema. Es lo más cercano a tumbarle la libido.
«Tiene carnita»: no tiene que ver con la carne que da forma a las curvas de una dama. Sino a información abundante en datos interesantes y relevantes.
Nota: este glosario puede seguir creciendo, todas las ideas, términos ausentes u otras acepciones de los presentes son bienvenidos.