Flores de lavanda en los jardines de la estancia San Francisco donde funcionaba el restaurant Papiros
Me enteré que Takeshi ha cerrado su restaurant Papiros y se va con su familia a Nueva Zelandia a explorar otras opciones. Confieso que sentí una inmensa tristeza porque soy fan de su trabajo, de su manera de ser, de su honestidad y humildad.
En este mundo de egos de la gastronomía, Takeshi siempre me ha parecido un profesional honesto, franco, cuyo trabajo ha destacado desde un pequeño y lejano lugar en el páramo La Culata en el Estado Mérida. Y cuando digo lejano no exagero, después que se llega a la ciudad de Mérida hay que rodar por los menos media hora para llegar a la Estancia San Francisco, un lugar hermoso.
Tuve la oportunidad de cenar allá invitada por la Fundación Bigott, cuando Jacqueline Goldberg y yo presentamos el libro Conversaciones con Armando Scannone en la Feria del libro.
Ha sido una de las mejores cenas de mi vida. Las ensaladas y en especial el cochinillo, crujiente por fuera y jugoso por dentro. Para mi sorpresa cuando me acerqué a saludar al chef, me di cuenta que prácticamente trabajaba solo, ordenando todo para el día siguiente, sin mayores sueños ni poses de brillar en el salón.
Les deseo el mayor de los éxitos a Takeshi y a Norma,su esposa, al igual que a sus dos hijos, que supe son en parte el motivo de esta decisión. Y eso también ratifica mi opinión sobre Takeshi quien antepone su familia a su carrera.
Dios los bendiga y éxitos!