Los humanos saben a pera

Los conocedores afirman que la carne humana es jugosa, blandita y dulce. Digo los conocedores porque los hay en el cine y en la realidad. Es un tema que ha vuelto a la palestra pública cuando el francés Nicolas Cocaign, apodado «el canibal de Rouen», se comió a su compañero de celda. Su primera intención era degustar su corazón para apoderarse de su alma, pero terminó disfrutando uno de sus pulmones, una parte cruda y la otra cocida con cebollas.

El canibalismo es un tema tabú, abordado ampliamente por el cine, cuenta con muchos seguidores en la pantalla. El más famoso de todos es el doctor Hannibal Lecter, interpretado por Anthony Hopkins, quien con un refinamiento seductor, le servía a sus invitados fabulosos platillos a base de vísceras y otras partes del cuerpo humano. Incluso, dejó ver una primera armonía entre vino y los riñones, a los que según él, le bien le va bien el vino Chianti.


¿Qué preprará Hannibal Lecter?

Tan exitoso fue el personaje de Hannibal Lecter que se filmaron tres partes. Es decir, al tabú canibal le va bien en taquilla. Otros ejemplos, en el celuloide son películas como Sweet Todd con Jhonny Deep, la maravillosa cinta francesa Delicatessen (1991) dirigida por Jean-Pirere Jeunet y Marc Caro donde la carnicería de la planta baja del edificio, tenía como materia prima a los incautos atraídos por el cartel «tiempos duros». Una escena de la película Tomates Verdes Fritos (1992) dirigida por Jon Auneet, cuando sirven en la barbacoa digna del sur del los Estados Unidos, al violento Frank Bennet marido de Ruth.

Incluso Alfred Hichcock trató el tema en su serie de televisión, al narrar la historia de un crítico culinario que no lograba identificar la procedencia de la carne de un pastel, y ante la negativa de la chef de revelar su secreto culinario, intenta por todos los medios averiguarlo pero no lo logra. Su intento por desacreditarla no funciona porque tan sabrosa era la carne que se hacían colas para entrar, como sucede con Sweet Todd. Incluso en la popular CSI un capítulo comienza cuando se devela un asesinato, porque el brazo de un hombre se traba en la máquina de moler carne de un popular restauant de La Vegas.

Dorangel Vargas «El Comegente»

Sabores nacionales
«El Comegente», fue el apodo que se ganó Dorangel Vargas, un indigente tachirense que vagaba sin rumbo por el Rio Torbes, pero que su gusto por la carne humana protagonizaron un escándalo hace más de una década.

Dorangel afirmaba que «las personas son personas cuando interactúan con su medio. Cuando están muertas son cadáveres, igual que las vacas. Cuando las vacas están muertas son carne de res. Entonces sería más apropiado llamame el comecadáveres o el come-carne-de-muertos».

Cuando le preguntaron si tenía amigos afirmó que se lo comió, que era buena gente y que se llamaba Manuel. Además sobre sus gustos aseguraba «prefiero a los hombres. Saben mejor, como jamón o cochino salado. Las mujeres saben así dulcito, y aflojan el estómago. Además no llenan mucho. No me gustan los gorditos porque tienen mucha grasa y están llenos de colesterol». Así se expreso para un reportero cuyo link le dejo para que crean que son inventos míos.

Bien sea por necesidad como les ocurrió a los sobrevivientes de la tragedia de los Andes o por gusto como Dorangel «El Comegente», el canibalismo es un tema tabú que remueve el morbo y despierta todo tipo de miedos.

Quien fue mi compañera de apartamento años atrás hizo su tesis sobre el tema, y me explicaba la diferencia entre canibalismo y antropofagia. El primero se refiere a miembros de una misma especie que se comen entre sí, así que puede suceder entre animales, incluso los astrónomos usan el termino cuando una galaxia «se come» a otra. En el caso de la antropofagia, se refiere a los seres que consumen carne humana, que van desde bacterias, tiburones, felinos, serpientes. Así que en todos los casos citados, están incluídas en las dos categorías.

A Dorangel «El Comegente» le preguntaron, «¿Cómo es comer gente?» a lo que respondió «¿Has comido peras?, es algo parecido, blandito y jugoso».

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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