Los puros venezolanos Crispín Patiño están catalogados entre los mejores del ramo, dentro y fuera de Venezuela. Creados en 1996 por Miguel Patiño en honor a su padre, son un producto que mantienen la manufactura artesanal, en un mundo donde le toca lidiar con tres grandes adversarios: la masificación, la tecnología y la tendencia antitabaco.
Pero los puros son un arte, resultado de un proceso que amerita ojos y manos entrenadas, mezclas de varios tipos de hojas, tradición y hasta un protocolo para sus disfrute.
Venezuela tiene las condiciones idóneas para producir buenas hojas de tabaco, pero en el ámbito de los puros son pocas las casas que se ubican en el sector Premium. Tal vez por eso son una rareza apreciada entre conocedores, en un mercado liderado por Cuba, donde también se destacan Costa Rica, Estados Unidos, Nicaragua, República Dominicana, entre otros.
Miguel es hijo de Crispín Patiño, quien durante más de cuarenta años estuvo al frente de la Fábrica de Tabaco La Esmeralda SRL, que elaboraban los Tabacos Bermúdez. Pero a causa de un episodio de salud, dejó el negocio a cargo de su hijo durante un tiempo, quien desde hacía mucho comercializaba en Puerto Ordaz un tabaco pequeño llamado «Popular».
Crispín Patiño es 99% venezolano
«Yo le demostré a mi papá el amor por este oficio. Siempre supo que me gustaba el mundo del tabaco. Desde el principio quise hacer un tabaco premium, que trascendiera. Entendía el oficio y tenía el conocimiento y la tradición. Creo que lo hemos logrado, un producto 99% venezolano«, narra Patiño.
Actualmente, en el taller ubicado en Cumaná, Estado Sucre, producen once tipos de tabacos de alta gama en los formatos Churchill, ejecutivo, torpedos, robustos, belicoso, señoritas, lanceros, además de la estrella de la casa llamada «La Venezolana».
Los puros Crispín Patiño son elaborados hasta con ocho tipos de tabacos nacionales para la tripa, procedentes de Sucre, Monagas, Carabobo, Yaracuy, Barinas, Bolívar y Anzoátegui. Durante años la capa utilizada en los puros es la variedad Connecticut traída desde Ecuador, lo cual ha sido todo un problema dadas las circunstancias económicas.
Miguel Patiño está buscando alternativas en el mercado nacional para solventar el tema de las capas, y está haciendo pruebas con tabacos de Güiria que son secados y curados bajo sus indicaciones.
«Cuando mi papá vio su nombre en los tabacos me abrazó y me dijo que estaba muy orgulloso. Nunca pensó que se podía exportar a Estados Unidos, España y Alemania. Ahora le toca el turno a mi hijo José Miguel, quien se ha ido ocupando poco a poco», expresa Miguel Patiño.
Texto originalmente publicado en El Universal el 26/12/2015
Foto de los puros: Zinnia Martínez @lacomensal