Esta tableta de Mucho Chocolate al 79% con cacao de centenario aguamiel, de Tuxtla, Chiapas, en México. Ha resultado una sabrosa experiencia.
Ha perdido brillo pero esas cosas las atribuyo al viaje de México a Londres y de regreso a América, hasta Lima. Pero al partirlo tiene clap limpio y preciso, aromático a frutas como plátano y tunas, además de frutos secos. En boca es ligeramente cremoso, pero algo seco a la vez (parece una contradicción) fresco, cítrico como naranjas. Al final sale un amargor y acidez que invita a parar lo que estás haciendo, sin parar de comer.
Su empaque dice «chocolate artesanal hecho en los talleres del MUCHO- Museo del Chocolate con cacao mexicano de origen» y está elaborado en la Colonia Juárez de la Ciudad de México. Interesante tableta, me gustaría saber más de este taller.
Una sola sugerencia, y esto va con la mayoría de las tabletas hechas en pequeñas producciones en América, desde México hasta Argentina. Hay que cuidar mucho más las formulaciones y el temperado, en general, en poco tiempo empiezan a blanquearse o se ponen granulosas, las salva que la calidad del cacao es bueno. Pero creo que es un ligero ajuste y no confiarse que basta tener cacao de calidad.