«No me he arrepentido nunca de vivir en Venezuela», chef Isabel Alva

Isabel Alva nació en Trujillo, Perú. Licenciada en educación arribó a Venezuela con sus dos hijos, meses después del «caracazo» en 1989.  Pisó tierra criolla con muchas ilusiones y huyendo de un Perú que en aquel entonces, enfrentaba duras y violentas circunstancias. Veintisiete años después, está al frente del su propio restaurant llamado Rocoto ubicado en la isla de Margarita, uno de los mejores en su tipo en nuestro país.

«Llegué con una maleta llena de sueños y el más grande era que le daría un mejor futuro a mis hijos», expresa Alva. En ese entonces, Venezuela abrió un espacio de ayuda a los peruanos que quisieran emigrar, dadas las condiciones económicas de hiperinflación, escasez y violencia que vivía la nación andina. Las vueltas que da la vida,  los mismos motivos que traen hoy a muchos venezolanos al Perú. Isabel y sus hijos en un principio llegaron a Mérida, donde residía su hermana. Desde un principio les gustó la ciudad, pintoresca, de gente amable y educada, con una vida cultural y académica floreciente, como esa frase que se atribuye a Mariano Picón Salas «una universidad con una ciudad dentro».

«Lo primero que me pregunté fue qué me puede dar esta ciudad y qué le puedo dar yo. Entonces, nos dedicamos a conocer al país que nos recibía, su historia, su gente. Viajamos a varias ciudades mientras esperábamos el comienzo del año escolar.  No lo voy a negar, al principio lloraba a espaldas de mis hijos, yo iba desde la ciudad de Lima a un pueblo tan pequeño pero la adaptación no fue difícil», narra Alva.

Restaurant Rocoto
Restaurant Rocoto

Pero después de varios años, su hija se fue a trabajar en el mundo de la hotelería en Margarita. Decidió que era una buena oportunidad para cambiar de ambiente y seguir su servicio de catering de cocina peruana y postres. Pero la isla le abrió otras oportunidades y en 2002 prendió fuegos Rocoto, que desde el principio fue un éxito. En los primeros tres meses ya había cubierto las deudas contraídas y años después de la mano del Willy del Nogal abrieron una sucursal en el Centro Comercial El Tolón en Caracas.

Isabel Alva se conoce Margarita al detalle, utiliza lo mejor de sus productos. Personalmente he comido mucho mejor en Rocoto que en muchos lugares en Perú. Creo que hay buen ojo en la selección del pescado y del producto. Pero los peces de aguas cálidas tienen registros de sabor muy distintos a los de aguas frías y eso puede marcar una gran diferencia. Por otra parte, el lugar es pequeño, con un aforo de cuarenta y ocho lugares cuando está abierta la terraza, y la familia al completo está ahí pendiente de todo.

Conmueve escuchar en boca de un peruano hablar con tanto amor sobre Venezuela, sus productos, sus amigos, su gente. Me emociona cuando la veo molestarse o indignarse por cosas que a mi como venezolana también me mueven las tripas. En días recientes nos encontramos en Lima, ahora yo vivo la situación contraria, me vine a vivir a su tierra y entiendo las diferencias culturales  que tuvo que afrontar y la gran lección que me quedó de nuestro encuentro es que hay que mirar con ojos de amor y mucho agradecimiento en el corazón. Como bien dice Isabel «nunca me he arrepentido de vivir en Venezuela, fui aprendiéndome al país poco a poco, su lenguaje, expresiones, formas de hacer las cosas. Me empeñé en ver a Mérida bonita, a destacar los detalles, a conocerla».

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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