No habrá maquinas dispensadoras de dulces, ni bebidas en los comedores escolares en todo el territorio español. Una noticia que no ha ocupado el lugar que merece en la prensa, ni en los telediarios, incluso entre padres y maestros, aún no tiene la relevancia de otras urgencias propias del día a día. Sin embargo, se trata de un gran paso para combatir un serio problema, cuyas consecuencias se verán en una o dos décadas, porque uno de cada tres niños padece de obesidad infantil.
Los grasientos y desbalanceados menús escolares tienen los días contados. Se está haciendo un esfuerzo titánico para erradicarlos, con la intervención de nutricionistas, dietistas, cocineros, al igual que otros profesionales vinculados a la educación y la salud. No hay que perder de vista, que un tercio de niños en edad escolar almuerza o merienda en su escuela, y por lo general es la comida más importante del día, a lo que se suma que se trata de una etapa crucial para su desarrollo.
Un menú que proporcione a los niños todos los nutrientes para desarrollarse, en el contexto de una comida sabrosa y atractiva, sin la posibilidad de dejarla en el plato o sustituirla por lo que ofrece la máquina dispensadora. Sería injusto demonizar chucherías y bebidas azucaradas, echarles la culpa del problema, cuando en realidad es consecuencia de un estilo de vida que sirve como excusa para “mal alimentarnos”.
Por una parte, la dinámica familiar no ayuda. No hay tiempo para nada. Asistí a una conferencia donde la especialista explicaba las dificultades que enfrentan los comedores escolares, que van desde limitaciones de espacio, tiempo de servicio, hasta presupuestos. Entonces, ante la pregunta sobre qué opinan los padres sobre la mala alimentación que reciben sus hijos, la respuesta simplemente fue “eso les resuelve una de las comidas”.
En los centros urbanos es más grande el problema, porque se suman la inactividad, baja actividad deportiva y el hecho que en casa no se compense de alguna manera lo que acontece en la escuela.
Nunca como ahora han existido tantas facilidades para la buena alimentación, los anaqueles están a rebosar de productos variados, de calidad, además de la tecnología doméstica que ayuda infinitamente. Unido a la casi infinita información disponible a un “clic”, sobre cómo llevar un sistema de vida sano, dietas, hábitos alimentarios, los pros y contras de todos lo que nos llevamos a la boca.
Entonces, ¿dónde está el problema? Nos hemos vuelto flojos, consumidores cómodos e indolentes. De nada vale que retiren las máquinas dispensadoras, si no se toman otras medidas, como menús balanceados, más presupuesto para comedores escolares y educación para padres e hijos sobre el tema.
Un proverbio chino reza “el hombre sabio, siempre come bien”, pero a juzgar por lo que comemos parece que no somos tan sabios. Un aplauso por esta iniciativa a las autoridades escolares y de salud, es solo el comienzo, esta es una batalla que tiene como contrincantes a sus propios beneficiarios.
Un director de escuela privada tuvo la ocurrencia de mirar lo que le daban en sus casas a los niños para que almorzaran en la escuela. Sintió tanta vergüenza que hizo una reunión de padres y resolvieron que la escuela cobrara un plus y les dieran de comer ellos…Las mamás de los niños o quien fuera responsable de preparar sus almuerzos, les daban hasta el cansancio salchichas…Y en la reunión TODOS decian: «que horror»…..