No importa cuantas veces visite el estado Lara, siempre quedo con ganas de volver. Me gusta su paisaje, su comida, sus artesanías, su olor y por supuesto, su gente. Tengo muchos amigos allá y tal vez por eso siempre me siento bienvenida. Recientemente, con mis amigas Elsa y Doris nos lanzamos en una travesía corta y maravillosa, para visitar a nuestra amiga Fabiola y conocer a Daniela, su segundo bebé, una acuarianita de armas tomar.
No conformes con hablar todo el viaje, el primer día lo dedicamos por completo al intento de ponernos al día con los cuentos, avanzamos mucho pero faltó una barbaridad. En el camino desayunamos sánduches de rosbif acompañados con espumante. Como siempre, lamentable el estado de las vías en especial desde Caracas, incluida la autopista regional del centro, hasta el inicio de la autopista Rafael Caldera (no estoy segura que aún conserve ese nombre), que comunica los estados Lara y Yaracuy. La mayor parte de su tramo está buenas condiciones.
Pero como este es un país de hijos malagradecidos, el paisaje se mostró verde, frondoso, brillante, variante e interesante. Ya instaladas en la casa de Fabiola, brindamos «los miaos» con un licor que lleva enterrado varios años. Todo comenzó hace una década y se va reponiendo según el caso. Ha sido parte de la celebración de tres matrimonios y cuatro nacimientos en la familia Aponte. Increiblemente especiado, con un fuerte sabor a canela y frutas, me sorprendió su suavidad y complejidad. Definitivamente el licor de la felicidad.
Comenzamos el segundo día de viaje desayunando empanadas de maíz pilado, luego visitamos el pueblo de Tintorero, almorzamos por los lados de Agua Viva y recorrimos la «Flor de Hannover» (no estoy segura del nombre) diseñada por el arquitecto Fruto Vivas y que fue el pabellón de Venezuela en la Expo realizada en esa ciudad. Antes de volver a Cacaras, pasamos por el Estadio Metropolitano de Barquisimeto, una obra preciosa que ojalá permanezca en óptimas condiciones.
Una última parada para almorzar el «el show de las carnes», un lugar muy concurrido donde abunda la comida, los tragos, «el ambiente familiar», el personal brasileño y …. es que aún no logro procesar la experiencia.
No tuvimos compasión con nuestros estómagos el fin de semana, imposible que estuvieran a salvo quesos de cabra, nata, suero, asadura de chivo, jojotos, carnes, arepas, chicharrón de cochino, cepillados, helados y parrilla. Tanto sabor armonizó perfectamente con mis maravillosas compañeras de viaje y los excepcionales anfitriones.
A lo orilla de la carretera entre Tintorero y Barquisimeto (pero también en muchas otras vías del Estado Lara) se repite esta imagen: puestos donde venden taparas, suero, queso, miel, orégano, cucharas y bateas de madera, y los famosos hornitos caseros. Las bolsitas blancas que se ven en la foto simulan quesos, están rellenas de papel, porque según el vendedor la gente las arranca y se los roba.
En pleno pueblo de Tintorero en una tienda colocan estos panales de abeja, supongo que para garantizar la autencidad del producto. Las llevan en la mañana y la recogen en la tarde, están rodeadas de todo tipo de caramelos, miel, polen, cera.
En la tienda La Cabuya en Tintorero, esta muchacha llamada Rina Rodríguez hizo una degustación improvisada de cocuy. Probé el que ellos llaman «normal» con 42 grados de alcohol, otro con 56 grados (para variar compré una botellita porque está fabuloso) a ambos los mentan «clarito». También con Chuchuguasa, Semeruco y Ponsigué. Todos elaborados en Siquisique por el Sr. Jaime. La muchacha resultó excelente vendedora, conocía el producto y las botellas grandes en la otra foto, contienen cocuy macerado con raíces, frutas y trozos de agave cocui. También se pueden encargar con antelación para cumpleaños, bautizos, tenían uno que llevaba casi un año esperando para una boda que será el próximo agosto.
Caramelos de anís y de jengibre, también los venden en La Cabuya. Resultaron digestivos y muy sabrosos, tengo la sospecha que se vuelven adictivos porque no pararon de comerlos el resto del viaje.
Un cepillado con parchita y leche condensada, nada más oportuno para combatir el calor.
En El Rancho Guayanés, venden empanadas de maíz pilado, elaboradas por la familia Deroy Subero. Ella es de Guayana y el de La Vela de Coro combinación interesante y definitivamente productiva. Un local pequeño, concurrido, increíblemente económico, con unas empanadas crujientes, nada grasosas con rellenos generosos y variados de pabellón, pollo, chicharrón, queso, caraotas con queso, carne molida, cazón, atún, mariscos, asadura de chivo (mis favoritas) y mollejas.
Están abiertos todos los días de 7 a 11 y los fines de semana se extiende una hora más. En Fundalara 191, calle Caparaparo, frente al Edif. Los Cardones.
Mi amiga Doris probando el helado de mamón. Su cara increíblemente elocuente sobre el helado.
En Tintorero la tienda Fresnacri, vende dulces y licores criollos de todos los tipos. Los buñuelos de yuca estaban gloriosos. También encontrarán dulce de leche – incluso el cortado -, tortas, conservas, mermeladas, dulces de durazno, icaco, lechosa, cabello de ángel, limón. Da gusto ese lugar, no apto para persona con problemas de azúcar. Todo elaborado por Marge y su mamá, la señora Haydé de Véliz.
Esta señora se llama Eddy y estaba tejiendo un hermoso camino de mesa que le toma casi una semana elaborar, por eso cuando dice cuánto cuesta provoca pagarle el doble. Toma encargos para tejer individuales, manteles, portavasos, lo que se les ocurra que pueda elaborase con una aguja o en un telar. La pueden contactar por el teléfono 0414 9521217.
Con mis «super amigotas», al fondo el Estadio Metropolitanos de Barquisimeto. Lo curioso de esta foto es que la mejor vista se tiene desde el cementerio, así que la grama verdecita son tumbas, me sentí como la canción de Mecano «… entre flores de colores»….
¡Excelente crónica del viaje! Nos faltó mucho por conocer, espero que el próximo viaje sea por más días, bienvenida siempre, fue un placer tenerte por estos lares… Fabiola
Que sencilla y digerible son tus crónicas de viaje, esperamos nuevas aventuras gastronómicas contigo por estos lares. Saludos. Gerardo.
Hola Vane, leí tu crónica del viaje al estado Lara y está suuuuuuuper….me dieron ganas de hacer un viaje..hermosas tradiciones que puedes disfrutar en un pedacito de nuestro país…tqm…cuidate