Travesía al planeta Ponche Crema

La etiqueta del Ponche Crema de Eliodoro González P. dice claramente «Leche, huevos, azúcar y alcohol», una fórmula aparentemente sencilla, pero que esconde uno de los secretos mejor guardados de este país, que ha permanecido en manos de la misma familia por once décadas.

El Ponche Crema que en la actualidad consumimos, nace en Ocumare del Tuy, la misma planta donde el Complejo Licorero Ponche Crema elabora otras etiquetas de licores. Pero la zona donde se hace el Ponche Crema es especial, está resguardada, incluso pocas personas son partícipes de de su fabricación día tras día. Es casi como ingresar – salvando las distancias- al corazón del Vaticano.

Al frente del equipo los llamados Maestros Poncheros, actualmente títulos pertenecientes a José Mandry y Ricardo Mibelli. El proceso se lleva a cabo en un lugar espacioso, limpio, casi aséptico. En la antesala, leche y azúcar contenidos en sacos y las yemas en bolsas previamente mezcladas con un 10% de azúcar para darles estabilidad.

Luego comienza el proceso, mezclan dos de los ingredientes, paulatinamente el aire se inunda de una fragancia, que cualquier ser humano reconocería: leche y azúcar. Pero pasado poco tiempo va cambiando, hasta convertirse en el tentador sabor a dulce de leche, es decir, ese aroma único que expiden las preparaciones de leche cocida con azúcar. En ese momento, los maestros poncheros se encierran en una especie de cónclave, los invitados tenemos que salir del espacio. Nadie más sabe que sucede allí adentro, en el proceso de metamorfosis hasta convertirse en Ponche Crema. Una larga espera, de más de dos horas que llena la cabeza – o por lo menos la mía – de todo tipo de historias fantásticas.

Cuando se regresa al área del Ponche Crema, el olor transporta a la Navidad es un acto inmediato, un reflejo de los sentidos ya condicionados a responder ante esta mezcla. Luego dan de probar directamente del tanque, una bebida calientica, con un fuerte contenido de alcohol que golpea la nariz y hasta los ojos. Simplemente deliciosa.

De allí en adelante, el Ponche Crema viaja por un entramado de tuberías hasta ser embotellado, etiquetado y colocado en sus respectivas cajas.




Fotos del proceso: en la primera a la izquierda, muestra al Maestro Ponchero José Mandry junto al las ánforas de cobre con las que se mide el alcohol, son las mismas desde los inicios de la empresa. Saquen la cuenta!
La siguiente imagen es en el momento que el Ponche Crema sale calientico de los tanques, recién elaborado. Simplemente delicioso, incluso prueben calentar el Ponche Crema, yo no lo he hecho, pero lo tengo entre mis pendientes. A pesar de su procedencia industrial, tiene un sabor a casa y a Navidad que conmueve, o por lo menos para cualquier persona que haya crecido en tierras venezolanas o con sus costumbres.
Las otras imágenes muestran varias etapas del proceso.


Este vasito contiene el alcohol que forma parte del Ponche Crema. Muchas veces se habrán preguntado qué licor lleva, solo les puedo decir, que es un alcohol de caña lo cual es lógico porque en Venezuela producimos excelente ron, y la gente del Complejo Licorero Ponche Crema elabora Ron Ocumare. Aunque inicialmente el licor era de uvas.

El que se muestra en la fotografía, es muy fuerte, ligeramente dulce, no filtrado, con un grado alcohólico que supera los 80 grados, dosificado hasta llegar a los 14 grados, contenidos en la botella y estipulados por la patente.


Los maestros poncheros José Mandry y Ricardo Mibelli. En los 110 años que lleva elaborándose el Ponche Crema, solo 10 personas han ostentado esta labor, de los cuales solo una ha sido mujer. Responsabilidad que lleva consigo uno de los secretos mejor guardados de Venezuela, lo cual se puede considerar toda una proeza, en un país donde los secretos prácticamente no existen, o solo la versión: «secretos a voces».


Anteriormente, de una en una rompían las cáscaras de los huevos. Con paciencia y destreza infinitas, las obreras separaban yemas de claras. Los tiempos que vivimos son otros, ahora las yemas llegan listas y empaquetadas de manera industrial con un 10% de azúcar, para formar parte de la fórmula secreta.


«Detrás de esta puerta está el verdadero secreto del Ponche Crema de Eliodoro González P.», afirmó el Maestro Ponchero José Mandry. Así que aquí va la historia no contada, absolutamente extraoficial, ¿salida de mi imaginación? Tal vez. pero nadie me lo negó, incluso creo que tanta lucidez de mi parte pareció simpática. Es posible que algún día wikileaks la revele y dirán «Vanessa no estaba tan loca como pensábamos».

Detrás de la puerta vive un duende, sí leyó bien, un duende cocinero, incluso lo que en Harry Potter se llamaría un Elfo Doméstico, que se encarga de hacer el Ponche Crema. Todas las maquinarias y el cuento antes contado es una atracción para turistas y románticos que evocan las mejores navidades de su vida, cuando el Ponche Crema toca sus labios. Durante las dos horas que tuvimos que esperar, el duende ponchero trabajó sin parar encadenado con un grillete. Incluso el otro día el maestro ponchero Ricardo Mibelli se cayó. Cuando se le pregunté qué le pasó me dijo que se resbaló. Tengo mis dudas, creo que el duende enfurecido intentó zafarse.

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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