Por fin empezó la temporada de las ciruelas de huesito, ahora por todas partes las venderán: en la cola, en las aceras, en los mercados, en los abastos. Son adictivas, una bolsita no es suficiente, primero su sabor dulce y su textura jugosa, para luego chuparlas hasta dejar la semilla sequita. Un acto que repite indefinidamente, hasta que llega el momento de no quererlas ver hasta el año que viene. Además después de tres meses de temporada hay que hacer un inventario para saber cuántas camisas se han manchado.
Vendedores de frutas afirman que las ciruelas de huesito se venden como pan caliente «parecen que las estaban esperando» afirman. El puesto está ubicado en la avenida Victoria con calle Centro América
hasta que te da dentera