Las estadísticas quitan el aliento y dan vergüenza: se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos, de los cuales 570 millones provienen de uso doméstico, según la United Nations Environment Programme, UPEP. El pasado 29 de septiembre se celebró el “Día Internacional sobre la pérdida y desperdicio de alimentos”.
«Podemos adoptar el principio de las 3 ERRES, que está basado en reducir, reciclar y reutilizar. Es importante recordar que los alimentos tienen una parte comestible y otra que no lo es; esta última, puede reciclarse mientras que las cáscaras, pepas, hojas, tallos pueden reutilizarse en nuevas preparaciones culinarias, y/o aplicaciones secundarias (cosmética natural, medicina, fertilizantes, etc.). Igualmente, existe la posibilidad de emplearlas como abono orgánico o alimento para animales de corral’’, señala Oscar Jordán, director de Escuela de Ingeniería en Industrias Alimentarias de la Universidad Le Cordon Bleu.
6 consejos principales para evitar el desperdicio de alimentos en casa:
- Compra lo que necesitas. Evita los excesos. Especialmente en alimento perecederos. Calcula cuántas personas viven en tu hogar y considera sus hábitos. De ser posible, lleva un control de lo que se consume realmente.
- Aprovecha al máximo. Algunos residuos como tallos, hojas, cáscaras, o pepas que pueden ser empleados para la preparación de otros alimentos, o como abonos naturales. También puede consumir la comida excedente en vez de preparar una nueva, siempre y cuando esté en buen estado.
- Conserva y protege los alimentos de manera segura. Proteja los granos de infestaciones de gorgojos y polillas, manten la cadena de frío en alimentos como carnes, lácteos, y ciertas frutas. Aisla de la humedad los alimentos secos.
- Consume primero lo que está por vencer o pudrirse. Tenemos productos almacenados sin usar, debe darse prioridad a su consumo.
- Comparte o dona lo que no comerás. En este caso ayudas a otros y al planeta.
- Edúcate en el tema. Lee, analiza, observa y apliqua conocimientos en conservación, preparación y consumo que optimicen el empleo de un alimento.
“Actualmente, los alimentos se desperdician por falta de información con respecto a la preparación, conservación y disposición final. Esto en parte también se atribuye a patrones de consumo, por ejemplo, existen personas que comen la manzana con cáscara y otras que no, algunas personas retiran el pellejo del pollo para solo usar la parte magra, el arroz del día anterior se descarta en lugar de volver a usarlo una preparación que lo admita, entre otros ejemplos más”, apunta Jordán.
“La abundancia de ciertos productos, sumado a un bajo precio, ocasiona que el consumidor los valore poco, y por consecuencia su desperdicio se normalice. Por ello, la reflexión que nos queda ante esta problemática es brindar mayor énfasis sobre educación alimentaria en las escuelas, dado que su implicancia trasciende al plano económico, de salud y medioambiental”. Finaliza Óscar Jordan, director de la Escuela de Ingeniería en Industrias Alimentarias de la Universidad Le Cordon Bleu.