El Gran Mercado de Mistura

El corazón de la quinta edición de Mistura fue el Gran Mercado. Dedicado al tema del grano andino, su forma se inspiró en la flor de Cañihua, que junto a la Quinua y la Kiwicha fueron los invitados de honor de este año.

En el mercado habían más de 400 productores de todo el Perú, agrupados en 164 stands, que abarcaban prácticamente todos los rubros: papas nativas, ollucos, ocas, sales, mieles, embutidos, panes, quesos, café, cacao, frutas, pisco, maíz, ajíes, quinoa, kiwicha, entre  muchos otros.

La Sociedad Peruana de Gastronomía – APEGA-, se aseguró que la representación fuera real, al punto, que 42 de los stands fueron gratuitos para «productores calificados y de menores recursos», reza el material de esta institución.

Personalmente, esta zona de Mistura me conmovió. Fue la mejor manera de conocer Perú a través de sus productos y su mesa. Una clase magistral de geografía.

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No soy experta sobre Perú y sus circunstancias, pero mi impresión es que la representación era muy buena. Desde campesinos de poco hablar de sonrisa franca, pasando por productores medianos y pequeños, muchos de ellos orgánicos, hasta otros más gourmets. Visualmente, era un espacio multicolor, entre tubérculos  de formas y colores, cereales, bebidas hasta los hermosos  trajes típicos.  Casi innumerables las fotografías de tejidos, peinados y atuendos  que capturó mi cámara, al punto que Zinnia Martínez (mi compañera de travesía) me dijo «ya puedes sacar un libro de tejidos peruanos».

APEGA habla en serio cuando expresa: «Reconocemos al productor como el primer ingrediente de la cadena gastronómica (…) somos todos iguales, cocineros y campesinos queremos cocinar todos lo mismo: el progreso del Perú».

Techo de el Gran Mercado, conformado por miles de esterillas tejidas a mano con fribras naturales (no estoy segura, pero parecía Mijao, pero nadie me lo pudo confirmar). En este caso desde fuera emulaba la forma de la flor de Cañihua, una de las tres invitadas de honor junto a la Quinua y la Kiwicha. Sencillamente, hermoso e impresionante.
Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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