La propina en el sentido estricto del término es un agasajo sobre un precio convenido y se otorga o da como muestra de satisfacción por la obtención de algún servicio. Una gratificación pequeña con que se recompensa un servicio eventual.
Revisando varias definiciones, en ninguna parte dice que se da por «no dejar», por lástima, por consideración y mucho menos por obligación. El tamaño de la propina depende muchos factores entre los que participan la generosidad y medios económicos del dador, el nivel de satisfacción, la preferencias personales, la calidad de la comida y la bebida. Hay personas que son propensas a otrogar recompensas generosas, mientras que otras dan lo estrictamente necesario, cuando lo dan. Entonces, yo me pregunto, ¿por qué dar o no dar propina te convierte en un buen o mal cliente?
Comparto las opiniones de algunos consabidos gastronautas: la sommelier Vanessa Barradas, la editora de Bienmesabe Ligia Velásquez, el gastrónomo Nidal Barake, el experto en vinos y destilados Vladimir Viloria, el editor de Ultimas Noticias Luis Villapol, el comunicador gastronómico argentino Alejandro Maglione y el gastro-bloguero y experto en redes Guillermo Amador.
A todos le hicieron las mismas preguntas … a continuación las respuestas más significativas.
¿Qué tomas en cuenta cuando das una propina?
«Actitud, cumplimiento de normas básicas y protocolo de servicio, velocidad de respuesta, y atención productiva. Sin que llegue a ser muy molesta o intrusiva». Nidal Barake
«Mi abuelo, habitué de restaurantes, me enseñó que la propina se entrega a quien nos da un servicio EXCEPCIONAL: ese regalo, él lo veía como un regalo, era su reconocimiento al esmero. No es un acto de caridad ni de limosna. La propina puede llegar a ser, dado ya su casi obligación moral, un impuesto más, y no darla, hacernos sentir culpables -en el fondo no sabemos de qué, pero es así-, malas personas, tacaños, aunque el servicio no haya estado a la altura». Vladimir Viloria
«La atención, el servicio que me dieron. El sitio y la comida pueden ser geniales, pero si me atienden mal, lo más probable es que no vuelva, ni dé propina». Guillermo Amador
¿Hay obligación en dar propina aunque te sientas mal atendido?
«No, si fui mal atendido NO dejo propina. Si la propina es un reconocimiento al buen servicio, ¿por qué habría de dejarlo?». Alejandro Maglione
«Definitivamente, no hay que dejar propina, si además, eres mal atendido. He trabajado en sala, y las propinas hay que ganárselas. Un buen mesero, comprometido con su trabajo, amante de su oficio, no espera propinas: en el fondo sabe que las obtendrá, dado su esfuerzo y dedicación. Y no cuestiona al cliente que no lo deja buenas propinas». Vladimir Viloria
«Alguna vez me dijeron que ese supuesto 10% que dicen está incluido, no está destinado a los mesoneros, por eso siempre dejo propina». Ligia Velásquez
«Particularmente no lo hago, o dejo muy poco. Depende del país». Nidal Barake
¿Si en la cuenta señala 10% por el servicio, es necesario dar propina?
«Si el 10% representa el servicio en general, se reparte entre todos quienes laboran en un restaurante (sala, cocina, mantenimiento, gerencia, etc), usualmente por un sistema de puntos. La propina es lo que realmente le quedará al mesonero, lo que se reparten entre ellos, es prácticamente su mayor ingreso». Vanessa Barradas
«Sólo cuando el servicio es muy bueno». Luis Villapol
«Si el servicio está incluido en la cuenta NO se deja propina. En el Brasil este tema varía de acuerdo al lugar. Mis amigos brasileros siempre le preguntan al mozo-camarero: ¿el servicio está incluido? Si está, no dejan nada. Si no está dejan propina». Alejandro Maglione
«El célebre 10% de servicio, en teoría, es para el personal de cocina y sala, y tal vez algo para el restaurante. Sucede que los dueños o gerentes de locales, en el peor de los casos, se lo embolsilla, cuando ese diezmo debe ser para el equipo de trabajadores del local. Eso sucede mucho en Venezuela y América Latina. Sabiendo eso, a veces, se es generoso con la propina». Vladimir Viloria
¿Cuál ha sido la propina más alta que has dado y por qué?
«Cuando el grupo es grande y nos han atendido bien, la propina ha sido de mucho más que el 10%. No recuerdo el monto o porcentaje exacto, pero ha sido generosa. También recuerdo una vez que la atención fue tan buena que lo recomendé y agradecí con nombre en mi blog, y al poco tiempo el que me atendió pasó a ser gerente del lugar». Guillermo Amador
«Soy muy «propinera» no recuerdo ningún caso especial. Siempre trato de dejar el 10% del total de la cuenta (además del 10% que marca la factura). Es lo justo». Vanessa Barradas
«Eso ocurrió en el servicio nocturno del restaurante del hotel Ikin, en Margarita. Di 800 bolívares fuera del 10%, porque el mesonero aparte de ser simpático, atento y afable, tanto en la comida como en los vinos, recomendaba lo mejor que tenían y no lo más caro». Luis Villapol
«Las propinas más altas se han correspondido a un servicio impecable, y a una cocina ídem. Si bien la cocina no debería contar, es difícil dejar una buena propina cuando has comido frío, sin sabrosura, platos mal preparados y peor presentados. Puedo llegar a explicarle al mozo: “no es lo que le hubiese dejado, pero es la mejor forma de que usted presente mi queja con rabia a la cocina….” Alejandro Maglione
Creo que en la nota debería quedar aclarado que el hábito depende del país de que se trate. En Canadá la propina no es bien vista, por ejemplo. En la Argentina, la propina forma parte, de alguna forma, del sueldo. Al camarero se le paga un sueldo normalmente bajo para que complete lo que precisa para vivir ganándose la propina. No hay que generalizar con este tema