Pensando en Mistura

Imposible resumir en un post la experiencia de Mistura. Pasados los días, he logrado decantar lo vivido y las primeras palabras que vienen a mi mente son: inspiración y admiración.

La quinta edición de Mistura, se llevó a cabo en el Campo de Marte en Lima – un espacio similar al Parque del Este en Caracas -. Organizada por  la Sociedad Peruana de Gastronomía (APEGA) quien agrupa restaurantes, nutricionistas, cocineros, productores, promotores, periodistas, medios de comunicación, entes gubernamentales, y pare de contar. Es decir, con su batuta dirige un concierto gastronómico inspirador.

El evento se extendió por diez días, del 6 al 16 de septiebre  al . Las estimaciones este año rebasaron las expectativas de 500 mil visitantes,  cuando solo el domingo 8 de septiembre asistieron más de 52 mil personas. Sí, leyeron bien. 52 mil comensales procedentes básicamente de todo el Perú, que fueron a comer, beber, conocer y disfrutar de su gastronomía, con un orgullo y un respeto que le eriza la piel a cualquiera.

He asistido a muchos eventos de cocina, pero lo que más me gusta de Mistura es el sentido de pertenencia de sus asitentes. Una invitación casi abierta, que permite que participen todos o por lo menos, todo aquel que se sienta tentado a comer lo mejor de su culinaria a precios más que razonables.  Un espacio donde la buena mesa estaba al alcance de todos.

Una y otra vez se repetían escenas de familias numerosas, que abarcaban desde la abuela hasta niños en coche comiendo juntos, aprendiendo, degustando y compartiendo.  Si eso no es hacer patria a través de la mesa, no se me ocurre otra cosa.

Mistura estaba estructurada básicamente:  el gran mercado donde habían representaciones de productores de todo el país, el auditorium para las conferencias y clases magistrales, el salón del pisco y el café, el salón del chocolate, los puestos de los restaurantes, los huariques (taguaras) con lo mejor de cocina callejera, el centro de postres patrocinado por Nestlé, el auditorium y tarimas repartidas por todo el lugar donde se presentaban diversos espectáculos.

Haré tres entregas más sobre Mistura, con narraciones sobre lugares y situaciones específicas. Mientras tanto, solo puedo adelantar que Perú, ya forma parte de mis itinerarios anuales. Sencillamente quedé flechada.

Fotografía en la primera plana del diario El Comercio … así lucía uno de los espacios para sentarse a comer en Mistura, eran miles de mesas y sillas, divididas por áreas cada una a cargo de un patrocinante. Esta fotografía la tome con mi teléfono.
Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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