A Elena Arzak la conocí en persona en Caracas en 2008. La entrevisté para la revista Papa y Vino. En esos días ya admiraba su trabajo. Me seducía la propuesta gráfica de sus platos. Entonces, le envié un ejemplar de la revista y me sorprendió cuando a los pocos días recibí un correo agradeciendo el texto. Incluso, confieso que admiré primero su trabajo que el de su papá Juan Mari.
Ahora tuve la oportunidad de entrevistarla en el restaurant familiar, en el famoso Arzak. Un viaje a San Sebastian que comenzó el día que nos encontramos en el Salon Gourmets en Madrid. Me saludó con mucho cariño y para mi sorpresa me recordaba perfectamente. Le manifesté mi deseo de entrevistarla otra vez. Aceptó encantada, me dió su teléfono y el de Igor Zalakain, quien se ocupa de las investigaciones en el restaurant.
Hice varios intentos para contactarla pero era una tarea difícil. En en interín publicaron el listado de la Revista Restaurant, donde Azkak quedó en octava posición y junto a esa noticia, el premio Veuve Cliqcout como «Mejor chef mujer del mundo». Ese hecho, complicó aún más las cosas.
A finales de mayo, decidí desentenderme del asunto. Bajo la filosofía de no forzar los acontecimientos y «lo que pasa es lo mejor», llamé al restaurante por tercera vez y dejé un mensaje. A los dos días sonó mi teléfono y era Elena en persona. Como siempre muy amable y lo primero que hizo fue excusarse por no responder antes. La felicité por su premio y le recordé mi deseo. Me dijo que con todo gusto, pero que tenía que ser en un mes porque su agenda estaba muy comprometida. Le respondí, «no puedo esperar tanto, en dos semanas regreso a Venezuela».
Hubo un breve silencio, que rompió Elena al preguntar, «¿puedes venir a San Sebastian el 6 de junio? Cenas en el restaurante, luego nos sentamos a conversar. Eres mi invitada«. Solo recuerdo que sentí que se me salía el corazón de la emoción, y le dije «allá estaré». Hablamos sobre un par de cosas más y quedamos en vernos la fecha acordada.
Pasados dos minutos, sonó nuevamente mi teléfono «¿Vanessa? Elena Arzak otra vez. Si quieres puedes venir con un acompañante. Así no comes sola». Le respondí que no pensaba viajar acompañada, pero que le avisaba cualquier cambio, entonces me dijo: «Apunto mesa para dos de todos modos. Nos vemos».
Mi acompañante, la mejor elección, resultó mi gran amiga de aventuras en España, la mexicana Tessy Carrada. Estaba conmigo cuando recibí la llamada y le dije «Tess, nos vamos San Sebastian a cenar en Arzak. Será nuestra despedida».
El 6 de junio, muy puntual, a las 8 de la noche estaba en la puerta de Arzak. Llegué en autobús. En San Sebastian todos saben donde queda, incluso el chofer nos avisó cuando llegamos a nuestro destino.
La visita a Arzak será tema de otro post. Solo digo que pocas veces en mi vida me he sentido mejor atendida. Recorrimos el restaurant, la cocina, la bodega, el laboratorio, el cuarto de los sabores. Nos ubicaron en la mesa central de la planta baja y la propia Elena nos tomó la comanda. Una cena inolvidable, maravillosamente armonizada con las sugerencias del sommelier. Dirán que soy una cursi incurable, pero estaba tan feliz. Se me aguaron los ojos varias veces.
Al final, los entrevisté a los dos: a Elena y un divertido Juan Mari. Nos sentamos en la antesala a tomar café y bombones. La entrevista duró poco más de una hora. Elena me entregó su curriculum, el de su papá, algunos apuntes sobre cocina vasca y hasta una lista de lugares que recomendaba para comer en San Sebastian.
Respondió todas mis preguntas y me sorprendió su enfoque, jamás perdió el hilo, a pesar de la docena de interrupciones de clientes que a la salida le pedían tomarse una fotografía con ella. Nos despedimos con un cariñoso abrazo y agradecimiento eterno. Admito públicamente que después de este episodio no puedo ser objetiva sobre Elena Arzak.
Aquí va el texto que se publicó en la revista Claro la semana pasada, fue tema de portada. Espero lo disfruten. http://claro.com.ve