¿El cacao de Chuao es un mito?

Un video recientemente tomado por el chocolatier italiano Silvio Bessone, muestra la tala de los árboles que dan sombra a las plantas de cacao de Chuao, en el estado Aragua. Lo acompañan profesionales vinculados al mundo del cacao de nuestro país, quienes preguntan a los lugareños el por qué de tal acción, el responsable de la orden y nadie supo responder. Otro video, registra plantas enfermas, frutos podridos, cortezas mutiladas por el mal manejo en los cortes y gente que camina con largas varas para recolectar las maracas, porque cada vez hay que tomarlas más arriba dado que se cortan las que podrían tomarse con la mano.

Chuao es uno de los primeros apellidos que recibió nuestro cacao de cara al mercado internacional, sinónimo de más de dos siglos de fama, un nombre que se exhibe con orgullo y como garantía en las chocolaterías más emblemáticas y lujosas de Italia, Bélgica, Francia, Alemania, incluso en Japón.

Sin embargo, su historia es como la de muchos productos criollos, que parece inspirada en una truculenta telenovela, cuya trama incluye desde una fama en otrora magnífica llena de intentos de recuperación, una desesperada, hueca y no efectiva Denominación de Origen Controlada, pasando por un segundo aire cuando los italianos pagaban precios muy por encima del mercado internacional, hasta que cayó en manos de la Corporación Socialista del Cacao Venezolano. Una montaña rusa de buenas y malas decisiones donde el único gran perdedor ha sido el cacao en sí mismo.

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Lo que el cacao pide y da

El cacao es una planta de sombra, necesita humedad y fresco, que no le pegue el sol directo en especial en zonas costeras donde hace mucho calor. «Talar los árboles que dan sombra afecta el proceso fisiológico de las plantas de cacao, al punto que con toda seguridad bajará drásticamente la producción», afirma el ingeniero agrónomo y experto en cacao Álvaro Gómez.

El principal productor de cacao es Venezuela es el Estado Sucre, hasta 2007 -según cifras del Instituto de Agricultura y Tierras-, con 46,40% que traducido en números son 10.150 toneladas, seguidos por Miranda con 25,25% y Mérida con 13,53%. Por su parte, Aragua aparece entre los últimos lugares con un 0,74%, es decir, 161 toneladas.

Entonces, por una parte es imposible que todo ese cacao que se dice en el mundo que es de Chuao lo sea. Tanto así, que Bessone en su reciente visita viendo el cacao extendido en el patio del emblemático pueblo, calculó que es literalmente improbable que produzcan las 20 mil toneladas que declaran. Tan cierta es la afirmación que en toda Venezuela -siendo muy optimista con los números porque no hay cifras oficiales actuales- la producción apenas alcanza las 17 mil toneladas.

Por otra parte, en el video se aprecian maracas y árboles enfermos, muchos por hongos o mal manejo. Bessone afirma que eso un asunto de higiene agrícola, cuya soluciones son relativamente sencillas y naturales, que pasan por sacar la basura y asesoría técnica, pero la solución no es la tala. «Imagina que te sale un hongo en un dedo, la solución no es cortarlo», ejemplifica el chocolatier.

Mientras tanto, al ver el video Gómez afirma «tiene razón Bessone, el trabajo que se está realizando no es el adecuado para esa plantación, se va a causar un daño que tardarán años para recuperar».

«Lo de Chuao es un horror. No hay conocimiento. Las plantas están enfermas, hay mucha ignorancia ahí. Yo creo que este esa población vive del gobierno que les pasa todo lo que necesita. Entonces, entre lo que obtiene del Estado, más la naturaleza y una que otra actividad extra, no necesitan más para vivir. No es un pueblo rico, pero da la impresión que tampoco necesitan mucho», afirma Bessone.

La gran paradoja es que la naturaleza es tan generosa con esta tierra, que a pesar del mal manejo seguimos produciendo buen cacao, que podría ser infinitamente mejor. Desde el apreciado porcelana, pasando por las variedades trinitario y forastero, porque poseemos el terruño perfecto. Ambos expertos coinciden que el cacao de Chuao sigue siendo de excepcional calidad. Esta historia me hace pensar en aquel viejo cuento-chiste-anécdota donde Dios hizo un lugar perfecto, le dio todo y ante la queja de un «asomado» porque nada era malo, obtuvo como respuesta: «Tranquilo que ahí pondré a los venezolanos».

Vea el video de Silvio Bessone VIDEO

Artículo publicado en El Universal Web, mi columna semana «Limones en almíbar»

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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