El restaurant La Guayaba Verde cierra sus puertas. Noticia que me llena de tristeza porque era un espacio para disfrutar, comer rico, saborear una cocina venezolana honesta, bien hecha y sin pretenciones. Otra puerta que se cierra en un país donde lo que hace falta es todo lo contrario. Pero esta «tierra de gracia» cayó en desgracia.
El chef Eduardo Castañeda lo expresa así en su muro de Facebook: «Este miércoles 5 de noviembre se cierra una etapa en mi vida personal y profesional. Hace exactamente 13 años, La Guayaba Verde inició sus actividades en La Candelaria, en un local que compartíamos con la tienda de artesanía Maquita, regentada por mi madre y mi tío hasta el año 2008. Ese mismo año nos mudábamos hacia el este de la ciudad, en el Edif. Pascal, ubicado en Santa Eduvigis.
En nuestra nueva sede, pudimos ampliar nuestra oferta. Allí no solo preparamos almuerzos a un precio económico para las personas que trabajan en la zona, sino que desarrollamos una propuesta de cocina venezolana con la intensión de rescatar y difundir los platos criollos y sus productos. Fue una experiencia muy enriquecedora la de investigar y estructurar una propuesta de cocina patrimonial con un sello de modernidad.
Son muchos los recuerdos, las alegrías y las satisfacciones producto del trabajo y esfuerzo de todas las personas que trabajaron con nosotros en la sala, en la cocina y en la gerencia del restaurante, así como en el desarrollo de una propuesta cultural que abarcó el teatro, la pintura, la fotografía, el jazz y la música venezolana. Igualmente satisfactorio fue la experiencia festiva y lúdica de las Beberías, un espacio de tolerancia y celebración«.
Cuando le pregunté a Eduardo el motivo del cierre lo resumió así: «la operación ya era insostenible. La ley de precios justos daba pánico. Más todos las regulaciones. Y la situación del país«. Claro! bajo este esquema político y económico no hay ser humano que prospere, sin lugar a dudas la función del Estado Venezolano es aniquilar a sus ciudadanos.
Por lo pronto, despido a Eduardo Castañeda con todo el cariño y la admiración. Me lo encontré muchas veces en el mercado, metido en la cocina, y pendiente de su local. Algunos lo tildan de antipático, cuando en realidad es un hombre tímido y centrado, que con tosudez se empeñó en hacer su trabajo de la mejor manera. No es un hombre de show, simplemente un cocinero de oficio.
Eduardo emprende nuevos caminos. Otro que se va. Espero que en poco tiempo, pueda añadir su nuevo restaurante a mi lista de los condumios venezolanos en el exterior.
Por lo pronto, todo el éxito, mucha mierda …. y hasta siempre. Extrañaré ese maravillosos rotí que solo se podía encontrar ahí.
Reblogueó esto en Poleo Yey comentado:
Recuerdos, sobre todo, en La Candelaria
Eduardo Castañeda vengase por aqui… hace falta un restaurante venezolano Aqui en LYON – Francia
Pues yo llevo muchos años extrañándolo en La Candelaria, con sus Rotis y sus chutneys… Lamentablemente, cuando se fue al Este le perdimos la pista a este extraordinario restaurante. Ojalá volviera al centro.
Decir mucha mierda! para un restaurante es la frase mas asquerosa que he visto. Suerte en el Extranjero Guayaba Verde.
Lamento lo escatologica que puede sonar la expresión, pero es una manera de desear éxito y suerte despistado a los dioses, en el teatro funciona … gracias por visitar el blog
Conocí a Eduardo en Sanare junto a su esposa, en un Zaragoza maravilloso, efectivamente parece distante, pero es un señor y todo un caballero, con un amor por su tierra, lo cual profesó en su arte de la cocina y en el quehacer diario que con su familia fomentaron la cultura tradicional y las joyas venezolanas.
Todo el éxito, segura estoy que llevará nuestra bandera en alto, por favor que nos mantenga informado de sus nuevas coordenadas.
Saludos afectivos, desde lo que alguna vez fue una iniciativa en ArteCaffe.blogspot.com.
Consuelo.
Lamento mucho la perdida de Eduardo Castaneda entre nosotros por su valiosa contribución al acervo cultural caraqueño que conservaré por siempre en la memoria de los sabores de mi infancia, éxitos en Chile y un pronto regreso pues estoy segura esa estadía también te aportará beneficios que luego podremos disfrutar. Gracias Eduardo y hasta siempre.
Tuve la suerte de conocer a Eduardo en La Candelaria, cuando comenzó el restaurant y sa suerte de galería-venta de bellísimos objetos criollos artesanales…inolvidable! Ahora Chile. ¿Suerte? No,por Dios; talento, esfuerzo, constancia y ojo especializado. Todo lo tienes así que Dios te bendiga!