Un recorrido por el sur del Perú muestra lo que traerá su vino a futuro

Una vuelta de una semana por las zonas productoras de vino el sur del Perú, da un panorama fresco, revelador, a ratos sorpresivo, pero lleno de noticias sobre lo que se fermenta en este sector. La transformación se da en todo sentido, en la manera de trabajar, de entender el terroir, la visión de la propia tradición, el aprovechamiento en ocasiones de lo que los diferencia y el abisagramiento de la tradición con la tecnología. Sí, bastaron 7 días rodando por una zona actualmente convulsionada donde el vino florece y será protagonista de nuevos tiempos. La paradoja es que al parecer el vino al igual que las parras se sirven del estrés para dar lo mejor.

De la mano de Peruvino, la llamada “ruta de las tinajas” ha sido un recorrido por las regiones de Arequipa, Moquegua y Tacna. En esta ocasión 12 bodegas: Toro Muerto, Majes Tradición, Midolo, Hacienda el Abuelo, Paz Soldán, El Mocho, Atencio Tapia, Viejo Molino, Santa Elena, Viñas del Marqués, Labrador de Magollo y Viñas Magollo, además de dos viñas que proveen de vino a algunas bodegas y Biondi que si bien no produce vino es una referencia importante. Cada una increíblemente distinta a la otra, pero también tienen un hilo conductor que las zurce a una misma cultura y manera de entender el vino. También hay que acentuar el paso por parajes alucinantes, inspiradores, el buen estado de la vía, todo en esta ruta estimula los sentidos y la inspiración.

Personalmente, creo que el grueso de su potencial está en los tintos y blancos, aunque se cuela uno que otro rosé y espumante en el camino. Comparto algunos de mis apuntes e impresiones después de esta travesía enológica:

Disfruta la buena onda de ruta y el grupo de amantes del vino que asistieron CLIC AQUÍ

La Negra Criolla es la reina

Los vinos secos elaborados con uva Negra Criolla o Listan Prieto ha sido una de las grandes sorpresas de este viaje, en casi todas la bodegas poseen su versión, algunas realmente buenas donde la expresión de la uva ofrece sorpresas, no se parece a otras, simplemente se planta en sus propios términos. Algunas que me cautivaron son la de Charsago de Viejo Molino ubicado en Moquegua y que fue tal vez mi primera gran sorpresa hace unos años atrás en una cata. Luego de la misma región la que hace El Mocho de su etiqueta El Patrón del Cuadrante que además las trabaja por parcelas y la diferencia es notoria. En Tacna por su parte resultó reveladora la de la bodega Labrador de Magollo. Destaco esta tres, pero en otra nota me extenderé sobre el tema. Esta uva en años próximos será un estrella en el terreno de los vinos secos.

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Bodega El Mocho en Moquegua. Su etiqueta El patrón de cuadrante de Negra Criolla del mismo año pero de parcelas distintas. Las diferencias son notorias. Explorando el terroir. Foto: Rutas Golosas

El mercado local a la cabeza y para Lima los secos

La totalidad de las bodegas visitadas tienen como público principal su mercado local. ¡Claro! Lo que dicta la pauta en estos casos son los vinos dulces y semi dulces, donde la borgoña está presente casi siempre. Me entusiasma ese vínculo con su entorno inmmediato, eso irá en pro de la gastronomía y habla de un mercado que consume suficiente vino como para estimular a bodegueros a atenderlos como prioridad. De hecho, la reciente producción de vinos secos tiene los ojos puestos en Lima.

Algunas bodegas como Midolo, El Mocho, Labrador de Magollo, Toro Muerto, Atencio Tapia, Paz Soldán, Hacienda El Abuelo están en plena expansión, una parte de su espacio está en obras o ya están listos los planos para crecer, han adquirido nuevos equipos, otros han contratado servicios de enólogos, poniendo el foco en el mercado de los vinos secos.

¿Hay espacio para los vinos fermentados en tinajas?

Los vinos fermentados en tinajas si se manejan adecuadamente abren un espacio de mercado atractivo. En años recientes los vinos naturales han ganado fuerza y en el sur tienen todo para seguir esta vía. Personalmente, me llamó la atención que en su reciente visita, Tim Atkin mostrara tanta predilección por este tipo de vinos, eso es un resquicio de lo que viene. En Perú esta manera de hacer vino está en su acervo y vale la pena sacarle provecho a eso.

Bodega Toro Muerto en el valle de Majes, Arequipa. Fermentan vinos en tinajas, práctica que aún se conserva en el sur de Perú. Foto: Rutas Golosas.

La otra lectura del plástico

Llama la atención que algunas bodegas embotellen en plástico sus vinos locales, la mayoría dulces, pero se cuela uno que otro seco. Esto es la respuesta a varios hechos: el alto costo y baja disponibilidad del vidrio, el bajo costo de las plásticas donde se vierten vinos sin ambición de guarda. La diferencia de precios es notoria y para mi sorpresa, en el caso de los secos, en boca las diferencias son mínimas. Tanto así, que algunos sommeliers que estaban en el grupo viajero, compraron algunas para hacer catas a ciegas.

Las botellas de plástico son de uso común, y sin complicaciones. Foto: Pablo Valqui

La apariencia importa

Las estiquetas venden, jalan el ojo y querramos o no la apariencia influye en la percepción del vino y en la decisión de compra. Conscientes de esto, la evolución de la imagen en las etiquetas de vino peruano es notoria. Algunos casos que vale la pena mencionar son El Mocho, Viñas del Marqués, Atencio Tapia, Labrador de Magollo (de mis favoritas) incluso su enólogo Paul Arana dijo que quería que su Moscatel emulara una botella de perfume.

Un elemento importante es que toman elementos de la zona, se sirven de flores, tinajas, referencias geográfica, que refuerza su carácter regional, pero las cubre de un halo universal.

Aquí vale la pena mencionar el trabajo que viene haciendo el equipo de Peruvino, en la orientación y asesoría y hasta servicios gráficos para transitar el camino de lo glo-cal.

La guarda como tarea pendiente

Añejar es arte tan complejo como hacer vinos, son muchos los factores que intervienen y no es tan simple como verter vino en una barrica y esperar. Los vinos de este viaje que más aprecié fueron los que no tienen guarda, salvo un par de excepciones. Pero para algunos bodegueros ese es una tarea en la que se han puesto manos a la obra y en años próximos habrá mucho que probar.

Quien desee hacer la ruta contacten a Peruvino por su página. CLIC AQUÍ

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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