Ya estoy en Madrid. Guao!!!!!!!!!!! La última vez que vine tenía ocho años. Ha sido un día intenso, caminé y caminé, exploré bastante, pero mi primera impresión es que hay que salir de Venezuela de vez en cuando, porque uno se montuniza.
Nos hemos acostumbrado a vivir en escasez, muchas veces con productos de mala calidad, mi cara en el supermercado era un poema, mi mamá decía que provocaba tomarme una foto. Por contraposición no salimos bien parados, eso también me pasó en México el año pasado, pero ahora la sensación se repite en España.
El tiempo en Madrid está delicioso, somos muy afortunadas. Soleado, fresco y no hace frío. Las calles están llenas de flores de todos colores, brillantes, sonrientes. Provoca caminar. Nos bajamos en la estación del metro Colón y desde ahí caminamos hasta Callao. Confieso que me duelen mucho los pies, porque además tengo el trasnocho y el jetlag encima.
Sedientas de tanto caminar nos metimos en un bar a tomar algo y me provocó una cerveza, el señor me preguntó si quería una clara y le pregunté de qué me hablaba, es una cerveza con soda de limón me respondió, y de un solo tirón repetí la dosis. A las claras las acompañaron unas croquetas que estaban mundiales.
Después de explorar el Corte Inglés y cuando digo explorar, juro que activé mi escáner metal pero ese será tema de otro post, visitamos el famoso museo del Jamón, muy interesante por cierto, allí comimos tapas y por supuesto, más claritas.
Mañana será día de museos y en la noche una rumbita, o como dicen aquí, nos iremos de marcha.