Elvira Fernández. “Mielóloga”. Esta palabra no existe en el diccionario, pero al mejor estilo de Borges me atrevo a crear un término para describir un oficio. En este caso, referido a una persona que estudia, clasifica, cata, envasa, divulga y comercializa la miel de calidad en Venezuela.
Fernández es educadora de profesión, con una especialización en tecnología educativa, pero la miel tocó su puerta en 2010. Una vez que la dejó entrar se instaló en su cocina, en su sala y en su vida, creó la marca Alvearium que comercializa mieles según su floración, estación del año, zona del país, además de otros productos de la abejas como polen, propolio, ambrosías (miel más polen), crema de miel y cera de abejas, además de sus combinaciones de “miel +”, es decir, con vainilla, picante, especias entre otras delicias.
Elvira asegura que “en toda Venezuela se produce miel. He clasificado más de 15 tipos. Las hay tan claras como el agua y tan oscuras como el petróleo, eso depende de la floración. La diferencia es significativa si son producidas en verano o en invierno, y eso se aprecia en la viscosidad. Puede ser de sabor floral, mineral, herbal, depende del tipo de flor, la altura, proximidad al mar, y hasta del tipo de abeja”.
Los 3 factores de la miel
Enfatiza que hay tres características que deben tomarse en cuenta: la cristalización si esto sucede no es de mala calidad, muy por el contrario es garantía de pureza. En segundo lugar, el color depende del tipo de floración y por último, el olor ya que las de buena calidad huelen a flores, a hierba, incluso a especias”.
Actualmente, casi toda su familia está volcada al negocio, al punto que su hijo Nicolás se ha convertido en apicultor, explorando mieles de abejas urbanas o cercanas a la gran Caracas, porque aunque cueste creerlo en la ciudad de la furia, también se produce miel, porque hay flores y abejas.
Puntualizan que es muy importante almacenarla con cuidado, ajena a la luz del sol. Enfatizan que no amerita refrigeración. “Lo importante es darle a la miel una oportunidad, es una alimento sano, nutritivo, sabroso y versátil. Sin contar que en Venezuela contamos con una variedad y una calidad que vale la pena explorar”