Viñedos en el Valle de Uco a finales del invierno.
Para no incurrir en el «autoplagio«, transcribo en este espacio el texto más reciente de mi nuevo blog Menú Cantado que se puede apreciar en la nueva página de la revista Estampas.
http://www.estampas.com/blogs/menu_index.shtml
«En mi más reciente viaje a Argentina, me sorprendió la cantidad de viñas con propietarios galos en el Valle de Uco, al pie de la Cordillera de Mendoza, un lugar con características de suelo y clima excepcionales, unidas a la altura y a un terreno con un pendiente, que para bien o para mal, no deja que se acumule prácticamente nada sobre ella. Por su parte, los cambios climáticos han hecho lo suyo en los viñedos en Francia, ahora más cálidos de lo deseado, inmersos en todo tipo de restricciones al momento de obtener denominaciones de origen, así como una mano de obra costosa.
Entonces, esa mezcla de factores han volcado la atención de productores de vino franceses que han encontrado en el Valle de Uco un terroir óptimo. Una traducción aceptable de terroir sería terruño, cuando de vinos se trata. Referida a la combinación de suelo y clima que hacen que una vid tenga diferencias sutiles, claras y determinantes, con otras de su mismo tipo y como es de esperarse en el vino.
El famoso asesor vitivinícola Michel Rolland, francés de nacimiento pero amante de Argentina, ha sido uno un factor determinante, incluso tiene su propia bodega en esa zona llamada Clos de los 7 (una especie de consorcio de siete bodegas que trabajan en llave). A eso se le suman las bodegas Lurton, Jean Bousquet, Atamiske, Sophenia, Cuvelier Los Andes, Diamandes, Flechas de los Andes, Nómade Wines. Todas tienen en común la producción de vinos delicados, que acarician el paladar, con un acento francés indiscutible.
Menciono solo las bodegas conducidas por franceses, es un lugar donde muchísimas bodegas tienen viñas, donde por ejemplo, el Malbec – cepa emblemática argentina – se expresa frutoso y picoso, deja un cosquilleo en los labios, con el toque indicado de madera, nada ásperos e increíblemente aromáticos, además de un color que intenso que casi brilla en la penumbra. Si se tomaran a ciegas sin conciencia de la etiqueta, hasta los más experimentados conocedores del vino se sorprenderían. Pero lo mejor viene cuando se evalúan los precios, muchísimo más bajos con una relación precio calidad insuperable.
Los latinoamericanos apenas comenzamos a hablar de “terroir”, en cambio, los franceses tienen una larguísima tradición basada en la calidad y en el orgullo. ¿Qué han visto los galos en esa zona de Argentina? Me atrevería a afirmar, sin temor a equivocarme, que es una especie de redescubrimiento de nuestras potencialidades, una tierra prometida con las mejores condiciones, que dará mucho de qué hablar en el mundo del vino en los próximos años.»
Lo que se aprecia en la gráfica no es un búnker antinuclear, es la bodega Atamiske. Propiedad de uno de los dueños de Sodexo. El acceso es por un camino de tierra, al llegar uno se encuentra con una muestra ampelográfica (la ciencia que estudia las uvas), plantadas en terrazas que rodean un pequeño jardín de olivos. Una bodega pequeña con una capacidad de producción de 500 mil litros de vino, que en su caso son «ultra premium«. Su primera vendimia fue en el 2007, producen Chardonnay, Malbec y Merlot. Degustamos las etiquetas: Catalpa Chardonnay 2008, Catalpa Malbec 2008 (de mis favoritos) y Atamisque Malbec 2007.
Domaine Jean Bousquet. Su creador cuyo nombre ostenta la etiqueta llegó a Argentina en 1990 buscando un lugar dónde producir vinos de alta calidad, hasta que encontró en la región de Mendoza con lo que estaba buscando. En un principio, a sus espalda se referían a él como «el francés loco», porque en ese entonces nadie daba medio por esa región, dado los problemas de escasez de agua, que se resolvieron a posterior con sistemas de riego eficientes. Actualmente, produce vinos blancos, rosados y espumantes. En la degustación apreciamos: un Chardonnay/ Pinot Gris 2008 (mi favorito de la camada), un Pinot Noir 2007 y un Malbec Reserva 2007. En la actualidad cuenta con todo tipo de reconocientos por las publicaciones especializadas.
Clos de los 7. El alma y corazón de este proyecto es el famoso enólogo francés Michell Roland, quien asesora muchas bodegas argentinas y en el resto del planeta. Es de suponer que después de hacer tantos vinos para otros, decidió emprender su proyecto asociándose con otras 6 bodegas y jugando en llave producen estos vinos que parece que nacieron con buena estrella y ya cuentan con varios reconocimientos importantes. En la degustación sirvieron: Lindaflor Chardonnay 2007 (con un paso por madera de 12 meses) solo se producen 8 mil botellas por año. Clos de los 7 elaborado con Malbec, Cavernet Sauvignon, Syrah y Merlot el cual es increíblemente elegante y sedoso está entre mis favoritos del viaje. Luego un Monteviejo –Malbec, Merlot, Syrah 2006 y un 100% Malbec 2004 bajo la etiqueta de Linda Flor.
El volcán del Tupungato, guardián del valle y de las vides.
La reciente entrega del famoso fotógrafo de Spencer Tunick, cuerpos desnudos se mezclan con los viñedos del sur de Francia, en este caso la intención fue llamar la atención sobre los efectos del calentamiento global en esta zona vitivinícola, además de otras causas que no tienen relación con este post.
http://www.eluniversal.com.mx/notas/630847.html