Ya entiendo cuando dicen que Venezia esta por hundirse

Visitamos ida por vuelta la ciudad de Venezia. Salimos muy temprano en el tren y regresamos en la noche tras haber superado algunas travesuras de Mercurio que continua retrogrado, y es imposible que pase en blanco.

De Venezia he escuchado hablar tanto … en especial si se vive en Venezuela y lo primero que te dicen en la escuela es que el nombre de nuestra patria nacio de la iniciativa de un conquistador que no encontro mejor cosa que compararnos con esta urbe pero en pequeno. Sin embargo, es una ciudad simplemente hermosa, sus callecitas, los cientos de puentes de todos los tamanos y disenos, las emabarcaciones que la navegan de un lado a otro. Aunque se evidencian los efectos de un clima hostil y que deteriora las edicicaciones, muchos balcones tienen flores de colores brillantes, se cuida hasta lo indecible la uniformidad de la ciudad.

Para mi sorpresa son pocos los lugares donde me desagrado el olor del agua, aunque esta bastante sucia y llena de algas. Guardando las distancias, me recordo la planta que crecia en el Lago de Maracaibo, bueno siguen las similitudes quinientos anos despues. Por todos lados hay gondoleros que te ofrecen un paseo de medio hora por los lugares mas emblematicos. Como todo en la vida, si se toma un «pirata» en uno de los callejones solo cobra 60 euros, pero si agarra uno de los oficiales y certificados en la bahia de la Plaza San Marco, cuesta 120. Aunque aqui tambien funciona el regateo, eso no conoce la barrera del idioma.

Hay que caminar bastante desde la estacion del tren a la plaza San Marcos y aun mas si uno se detiene en todos lados. Me tope con el mercado libre, posee un lado dedicado al expendio de peces y otro a las frutas y hortalizas. El lado de los peces es una edificacion preciosa con arcos de estilo gotico, cuando llegamos ya estaban recogiendo asi que no tuve la oportunidad de preguntar sobre los tipos de peces que venden ahi, pero me parecieron simpaticas las cientos de gaviotas a la espera de los restos de pescado. Por cierto, estan bien gorditas, un poco mas y no podran volar.

Venezia esta llena de tiendas pequenas, en la mayoria venden arte murano en todas sus formas y colores: collares, jarrones, platos, zarcillos, ganchos para el cabello, lo hay todo. Pero me encontre con muchas papelerias simplemente espectaculares, con papeles artesanales y con disenos sublimes, reproducciones de grabados antiguos, no lo voy a negar ahi hice mi agosto.

Cuando llegamos a la plaza San Marco se abre un espacio sobrecogedor, el Duomo en un extremo y los palacios venezianos a su alrededor, con cientos de cafes que en su mayoria tocan pequenos grupos de musica. Para variar, estan restaurando una parte de los palacios, bueno en Italia es dificil que no esten restaurando algo. Caminamos la plaza, comimos helado – el mejor que he probado hasta ahora – y llegos al muelle. Guao!!!!!!!!! que lugar tan hermoso, se ven varias islas en frente, las embarcaciones, la brisa, y lo mas impresionante es que la ciudad esta casi a ras del agua.

Todo lo que he narrado hasta aqui es muy romantico, pero Venezia esta plagada de turistas, son cientos, miles, millones, no quiero ni imaginar cuando llegue el verano. Si, a Venezia la hundiran los turistas, es demasiado y eso va acompanado de todo tipo de negocios y buhoneros. Encontrar un lugar para comer «bien» es una proeza, a menos que se este dispuesto a pagar mucho. Incluso almorzamos en una terracita y la pasta a la vongole que me comi, casi me mata, sumado a la travesia en el «vaporeto» (especie de autobus acuatico que mueve a la gente por los canales). Tomamos el equivocado y estuvimos dando vueltas mas de una hora. El movimiento de barco contribuyo a mi malestar. Incluso perdimos el tren de regreso, con la suerte que el proximo salia con 40 minutos de diferencia, pero cuando llegue a Brescia sentia que me moria.

Manana salimos a Paris, hoy estoy recargando las baterias porque me siento muy cansada. Ya les contare mis peripecias en tierras galas.

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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