La Celaya. Dulcería de mucha tradición que funciona desde 1874. Nos topamos con ella por casualidad y la vidriera me pareció tan bella que sin darme cuenta ya había entrado. Hacen todo tipo de dulces en especial de cajeta, que para nosotros son de grangería criolla. Traje algunos para Venezuela, pero son tan ricos que ya no queda nada.
Dirección: 5 de mayo, No. 39 / 55211787



El Museo de la Cocina Mexicana está ubicado a escasos pasos del Zócalo en Ciudad de México. Lo puedo calificar como otro de nuestros hallazgos. La Fundación Herdez – creada por la industria alimenticia que lleva el mismo nombre – creó este espacio para promocionar la gastronomía mexicana.
«La Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez, «un paseo gastronómico por la historia de México», con base en múltiples fuentes escritas, orales, arquitectónicas, arqueológicas, etnográficas, gráficas y pictóricas narra esas historias y muestras esos espacios (…) «. Así dice parte del material promocional.
El museo es pequeño, casi toda la información se concentra en la segunda planta donde dividen la gastronomía en cuatro grandes épocas: precolombina, la conquista, a partir de los años 50 con la aparición de los electrodomésticos y el futuro, que abarca desde cocina molecular hasta técnicas de conservación. Todo lo apoyan con videos, juegos y recreaciones de cocinas.
El museo cuenta con un espacio para talleres de cocina, una biblioteca y un rincón donde se pueden adquirir algunos libros publicados por la fundación, muy bellos a buen precio pero pesados.
www. fundaciónherdez.com.mx
La entrada solo cuesta 5 pesos – 50 centavos de dólar al cambio – abren de martes a sábado de 10 am a 5 pm.
Antonio se hizo fan de los tacos de Don Güero. Sus favoritos eran los de «bistec» con queso tipo Oaxaca. A mi encantaron los del Pastor rellenos de cochino, piña y un picadillo de cebolla y cilantro. En todos los casos el picante siempre estaba aparte. Habían otros muy sabrosos de cabeza y cachete. Lo cierto es que Don Güero terminó siendo pana y los precios super solidarios.
Disfrutando una rica nieve de limón. Se parece mucho a nuestros rapaos. Muy refrescante.
Clacoyos. Hechos de masa de maíz y rellenos de frijoles o queso, los cocinan a la plancha. En el mismo sitio venden «gorditas» que son tortilla rellenas …. riquísimas.
En varios restaurantes siempre colocaban este combo de tortillas con crema de frijoles rojos, varios tipos de salsas de ají, limón y cebollitas.
En este lugar preparaban chicharrón de cochino, el señor en le foto se llama Emiliano. El chicharrón en cuestión es muy delgado y crujiente.
En todas partes en México venden frutas picadas y en vasos, pero lo más interesante es que le espolvorean chile por encima.
De tú-a-tú con la Jícama, una especie de tubérculo mexicano, muy refrescante, es blanca por dentro, crujiente y sabe a lo que le pongan. En casa de nuestros amigos la comí con limón y sal, una delicia. También es muy popular en ensaladas, y perfecta para las dietas porque se puede consumir en la cantidad que se desee y sacia el hambre.
Con Antonio la primera noche en México. Felices pero cansados.



Las panaderías funcionan del siguiente modo: el pan está expuesto para que cada quien tome lo que desee, te dan una bandeja y una pinza, luego se pasa por la caja a pagar.
También pude probar el Pan de Muerto, que es típico de la celebración a los Santos Difuntos el 2 de noviembre y que es una fiesta tan popular en México. Pero en esta panadería en Tlanepantla lo venden todo el año. Es un pan con un ligero toque de agua de azahar.
PD: muy a mi pesar en México me enfermé del estómago, así que me quedé sin probar algunas cosas que me hacían agua la boca pero por mera prudencia no me atreví. Otra vez será.