Con la llegada de los Palmeros de Chacao, comienza la Semana Santa en ese municipio y en el resto de Caracas. Una tradición centenaria, delineada por la devoción, la fe, la alegría. Siempre he escuchado muchas historias al respecto, pero hoy tuve la oportunidad de vivirlo en carne propia.
Me emocioné mucho al sentir la devoción y el entusiasmo de cientos de personas a mi alrededor, el respeto y compromiso de los Palmeros, y sobre todo su paciencia y generosidad.
Me encantó constatar cómo se va transmitiendo el conocimiento de generación en generación, porque había desde Palmeros muy ancianos hasta niños que apenas acaban de aprender a hablar.
Las palmas bajaron del Cerro el Avila para ser bendecidas este Domingo de Ramos, y aunque lamentablemente el Ministerio del Ambiente casi empaña la celebración con argumentos «ecológicos» – sin fundamento- pero con un claro matiz político como todo en Venezuela.
La fiesta no se detuvo y se rebosó en alegría, devoción y tradición. Desde el Avila hasta la Plaza Bolívar de Chacao a los Palmeros los acompañó musica, aplausos y la generosidad de la gente.