Después de nueve horas de carretera, llegué a la válida del Fun Race 4×4 realizada en las riberas del río Aro, a 100 Km de Ciudad Bolívar. Un lugar donde no llega la señal del celular, a cada rato le pedía a los conductores que me señalaran dónde nos encontrábamos en el GPS. Un paraje hermosísimo, sobrecogedor, abundante en agua, moriches, onoto silvestre, árboles, flores diminutas, ganado, rocas de dimensiones colosales, lagunas, un cielo claro e infinito, mosquitos, sol implacable, calor y humedad … al punto que se me nublaba la vista con el sudor. Pero asistir al Fun Race y observar cómo hacen para alimentar a más de 700 personas en la mitad de la nada fue una experiencia fuera de serie.
Más allá de mi opinión sobre el Fun Race como tal, quedé muy sorprendida y bien impresionada por los niveles de organización, hay que estar ahí para entender lo que significa establecer un campamento – casi una ciudad- en un medio ambiente inhóspito, con todas las comodidades del caso: luz, servicio médico, duchas, lavamanos, tiendas, seguridad y leyes de convivencia, además de una cocina que rebasa los límites de la planificación y la logística.
A continuación el enlace del trabajo que escribí para la Revista Sala de Espera:
http://www.saladeespera.com.ve/saladeespera153/a-fuego-lento/la-cocina-todoterreno-del-fun-race-4×4
tu si eres todoterreno de verdad verdad amiga! hacer un respotaje sobre la comida de un fun race? nunca me lo habría imaginado! jajaj qué bueno!