Una bebida fría y refrescante al calor de la orilla del mar. Premisa que siempre ha estado ligada a las cervezas, o tragos preparados con mucho hielo a base de vodka, ron o simplemente la famosa guarapita. Pero con todo el auge del vino, se abre una posibilidad de la mano de blancos, rosados y espumantes.
En playa El Agua, me encontré con una oferta de los vinos Oveja Negra importados por Maison Blanche. Por el consumo de una botella de algunos de sus vinos, servida en una hielera con copas de vidrio, quedaba saldado el pago por el uso de la sombrilla con una mesita y dos tumbonas. Ya en Semana Santa la gente de Navarro Correas hizo algo similar y tal como me comentó uno de los representante de la importadora tienen otros planes similares de promoción en la isla.
Ojalá esta práctica se extienda a otros lugares del país, porque si algo sobra en esta tierra son playas y gente dispuesta a divertirse y pasarla bien. El único tema con el que hay que tener cuidado es con la temperatur. Mantener el vino en condiciones más o menos idóneas no es fácil, pero por otra parte es suficiente con un vino nada costoso que gustosamente admite cubitos de hielo.
La experiencia resultó gratificante, muy refrescante y increíblemente chic.