«Frontera es el vino más vendido en el mundo, no hay quien le llegue a los talones», expresó Felipe Rossel, Gerente de Marketing Frontera a nivel mundial, durante la presentación de estas etiquetas producidos por Concha y Toro.
Los números que muestran son agobiantes. Se trata de la marca de entrada de Concha y Toro y la que maneja mayor volumen: presencia en 105 países, 5 millones de cajas de 9 litros, alrededor de 50 millones de litros, cantidad que se pretende superar en el 2010. Solo en Venezuela venden alrededor de 200 mil cajas por año, número que van es ascenso con un crecimiento anual sostenido que roza el 30% y globalmente, a pesar de la crisis, en 42%, llevándola a convertirse en la tercera etiqueta más poderosa mundialmente hablando según datos de Wine Espectator y Wine Enthusiastic. Venezuela se encuentra entre sus 10 mercados más importantes. Su campaña publicitaria global representa una inversión de 5 millones de dólares, un cifra considerablemente alta tratándose de un vino de mesa, pero los volúmenes justifican eso y más. El costo en el mercado venezolano es de 30 bolívares, de los fuertes.
Además, su línea está conformada por nueve cepas: inicialmente Cabernet Sauvignon, Merlot, Carmenere, Chardonay, Sauvignon Blanc, y los nuevos integrantes Melot Rosé, Shiraz, Cabernet Blush y Late Harvest. Por cierto, no hubo manera que durante la entrevista Rossel revelara la identidad de las nuevas etiquetas, pero en el material que le entregaron a la prensa están todas. Solo por comentar.
En líneas generales, son vinos muy frescos, no pasan por madera, sin grandes pretensiones pero que servidos en la temperatura y estado de ánimo adecuado cumplen a cabalidad su función, de compartir, dar placer y acompañar una comida sabrosa. Creo que Rossel los define bastante bien «jóvenes, amistosos y de personalidad».
Un punto aparte sobre su presentación, se refiere a la campaña «Chile en una copa», donde se unen dos factores importantes: el país de origen y el vino, una tendencia que no hay que perder del vista, porque el matrimonio más reciente en estas lides es de las industrias vitivinícola y turística. En la campaña participaron los fotografos más destacados de Chile, además de la producción de un comercial impecable, a mi juicio.
Dadas las regulaciones en la publicidad de licores en nuestro país, es posible que podamos disfrutar de esta pieza de video en cines (aunque confieso que me aburre un poco el rosario de cuñas cuando me acomodo en la butaca con mis cotufas y mi nestí), además de promociones vía internet y en puntos de venta. Un vino del que seguramente siempre tendremos buenas noticias, hecho muy bien recibido en un país donde las malas nuevas están a la orden del día.