Al principio, el panettone que se consumía en Venezuela era importado desde Italia, pero con los años las panaderías lo fueron incorporando a la oferta navideña. Al punto que hoy los hay de chocolate, almendras, nueces, con glaseado de azúcar o Amarreto y pare de contar. Esta es la historia del panettone, ese que tanto disfrutamos en la celebración.
La corriente inmigratoria italiana del principios del siglo pasado, trajo consigo un maravilloso pan dulce, esponjoso, seco, cuya masa está perfumada con frutas confitadas y mantequilla, ideal para acompañar con café o chocolate.
La historia del panettone comienza en Italia
El origen de la historia del Pannetone se remonta a la corte de Duca Ludovico el Moro, en Milán, Italia. En una de las tantas festividades el chef había previsto un maravilloso postre, con la mala suerte que éste se quemó en el horno, ya con la hora del banquete encima, uno de los cocineros de nombre Toni, le ofreció la solución: un pan hecho con algunos ingredientes restantes. Harina, levadura, frutas confitadas, pasas y mantequilla. El postre fue un éxito y a partir de allí el “Pan di Toni” se hizo popular.
Otra historia más romántica se teje alrededor de este pan. El mismo, ahora panadero Toni, estaba muy enamorado de una mujer que veía pasar todos los días por su panadería. Entonces decidió conquistarla con un pan extraordinario en el que trabajó durante meses. Dicen que cuando logró su cometido y sus miradas se cruzaron el amor del panadero se esfumó, pero dejo este majar delicioso. Lo cierto es que cualquiera sea su procedencia, el “Pan di Toni” brilla en las festividades navideñas, aunque no hay registros del por qué ahora se le asocia con esta época del año.