No puedo sino sentirme afortunada por esta ruta académica de vinos en Argentina. En cinco días de viaje caminé por Buenos Aires, asistí a una una cátedra con Marina Beltrame en la Escuela de Sommelier Argentinos, disfruté un show de tangos. He tomado seis vuelos, primero a la provincia de Salta al norte del país y luego al extremo opuesto en la Patagonia.
En Salta visitamos 4 bodegas: El Porvenir de los Andes, El Tránsito, Michel Torino y Etchart. No lo puedo negar, me quedó un gustico por el Torrontés, pero lo mejor también ha sido el grupo de compañeros, con quienes he viajado por tierra y avión. Cruzamos la quebrada de Salta hasta Cafayate un lugar precioso, inmenso, desértico donde la paciencia, el viento y el agua han esculpido sobre la tierra un paisaje cautivador.
Nos hospedamos en un wine resort, del que solo puedo adelantar que mi terraza privada daba directamente al viñedo, al igual que el lugar que alojamos en este momento llamado Valle Perdido.
Escribo desde la Patagonia, hoy visitamos las bodegas del Fin del Mundo, NQN, Schroeter y Universo Astral. Estoy impresiona de las bodegas del sur de Argentina, una es más bella que la otra, con estándares de calidad que impresionan, luego prometo hacer un paseo detallada por todas ellas. Los argentinos, hasta el momento, han logrado captar mi absoluta atención.
Mañana saldremos muy temprano al Río Negro y dormiremos en Neuquén. De cierta manera estoy cansada, pero me siento tan afortunada que eso pasa a segundo plano.