La semilla del problema

Nos limitamos a ver la escasez como un asunto de anaquel, pero casi no se aborda el tema de esa diminuta unidad que hace posible nuestra alimentación. ¿Qué pasa con las semillas en nuestro país? ¿Hay motivos para preocuparse?

Las semillas son responsables directas de lo que nos llevamos a la boca y de lo que se lleva a la boca, lo que nos llevamos a la boca. Trabalenguas que resume la cadena alimenticia, porque son las responsables de la reproducción de casi todos nuestros alimentos desde cereales, bebidas estimulantes, especias, licores,  hasta le dan color a los platillos. Cada semilla es la base de datos más grande jamás creada  donde va toda la información de la vida.

“Las plantas son domesticadas, se mejoran por selección, escogiendo los mejores ejemplares de cada cosecha y replantando sus semillas. Un método de selección natural que se ha llevado a cabo desde que el ser humano se asentó”, explica el ingeniero agrónomo Sergio Somov.

Indiscutible su importancia, basta echarle un ojo a la gran cantidad de literatura que ha generado su reproducción, calidad y modificaciones genéticas. Al respecto, Venezuela aprobó el pasado 28 de diciembre la “Ley de semillas”, publicada en la Gaceta Oficial extraordinaria 6.207. Una gran declaración de nuestra “soberanía alimentaria”, el regreso a las semillas originarias y autóctonas en una tierra libre de ejemplares transgénicos. Contamos con un marco jurídico de ensueño, solo que en la práctica no tiene nada que legislar, porque ni siquiera producimos suficientes semillas.

En ese proceso de selección natural que apunta Somov, también se van adaptando a sus nuevas circunstancias, se hacen resistentes a enfermedades, plagas, al cambio climático, a patrones de consumo y al aumento de la población, entonces la producción tiene que ser eficiente, abundante y de calidad.

Sin embargo, solo producimos semillas para algunos cereales como maíz. El resto se traen de fuera, se le compran a compañías especializadas en un proceso  que exige de dos y tres años. La idea es que respondan positivamente contra todos los agentes que puedan evitar la cosecha.

Vicente Pérez, directivo de Fedeagro, afirma que comprar  semillas no es tan simple como ir a una tienda y escoger lo que te gusta. Hay que pedirlas adaptadas requerimientos puntuales y en Venezuela hace más de dos años que no se asignan recursos ni divisas para tal fin, “si no pagamos lo que debemos, no nos van a vender más”.

Es decir, que nuestro stock ha disminuido drásticamente, que unido a otros problemas de la agroindustria, engrosan el vaticinio que en los próximos meses habrá mayor escasez.  Las semillas son preciadas y no escapan a la inflación, la especulación y la matraca.  Un tema que dará mucha prensa en los próximos meses.

 

Texto publicado en la columna «Limones en almíbar» de el diario El Universal del 2/07/2016

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.
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