Los venezolanos no sabemos comer

Siempre me he preguntado por qué en la educación formal no hay una asignatura destinada a la gastronomía. Es decir, que se enseñe cómo cocinar, nutrición, hacer mercado, buenos hábitos dentro y fuera de la mesa. Sin temor a equivocarme, sostengo que es tan importante como matemáticas, lengua, historia entre otras materias. Se trata de un aspecto incuestionable de nuestra identidad y eso me lleva a afirmar que los venezolanos no sabemos comer.

Comemos todos los días, en la medida de la posible varias veces. Alimentarnos garantiza nuestro correcto funcionamiento, es responsable de nuestra salud  corporal, mental y física. Nos da sentido de pertenencia y arraigo. Tan importante es el tema, que después de la violencia, en Venezuela las primeras causas de muerte, están directamente asociadas a patologías generadas por lo que nos llevamos a la boca.

En estos tiempos de escasez las cosas se han agravado, un reciente estudio pone sobre el tapete que consumimos principalmente carbohidratos, que en el futuro bajará el promedio de talla y peso, que caminamos a ser un pueblo desnutrido y malnutrido.

Malos hábitos de vieja data

Sin embargo, los malos hábitos son de vieja data. Me explico mejor, por ejemplo, para un venezolano promedio el concepto de una ensalada se limita a lechuga, tomate, cebolla, en algunos casos, zanahoria y repollo. Los tubérculos, en líneas generales, son para la sopa y la yuca se salva, porque encuentra usos en  buñuelos y parrillas.

Miramos con mala cara y hasta con asco, vísceras y carnes de “segunda” y “tercera”, y no entiendo como a un maravilloso corte de falda, por ejemplo, se le tipifica de ese modo. Compramos los pollos por piezas, desconocemos en gran parte los peces de nuestras costas y la guinda del helado, molemos la carne magra dos y tres veces para hacer hamburguesas y salsas.

Dadas las circunstancias actuales, nos tocará re-aprender, re-inventarnos, dejar de añorar manzanas cuando los mangos se pudren en el suelo. Veo cómo se pagan cantidades absurdas por salmón o bacalao, cuando contamos con blanquillas, peces espada, atunes, por mencionar los primeros que vienen a mi cabeza.

Ahora toca estar pendiente de la estacionalidad, y aprender los mil usos de un tomate que se consiguen en 4kg por mil bolívares, contra un pequeño aguacate a mil trescientos. Da gusto ver comprar tomates a mis vecinas italianas, hacen salsa para todo el año cuando la fruta está barata y en su mejor momento.

Contamos con una despensa rica en frutas, vegetales, derivados lácteos, tubérculos, productos marinos, maíz en todas sus formas, granos distintos a las caraotas negras, papelón, etc. Se puede escribir un libro de ejemplos, pero bien alimentarse además de dinero requiere mucha inteligencia, astucia y planificación. La escasez es un problema terrible, pero lo es más nuestro desconocimiento de la despensa disponible, porque gastamos más y comemos peor.

Columna Limones en Almíbar publicada el 26/03/2015 en El Universal

Vanessa Rolfini Arteaga
Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Actualmente, redactora en Sommelier y columnista del diario Correo de Perú. Conductora de rutas gastronómicas y editora de guías. Experta catadora de chocolates.

6 COMENTARIOS

  1. Vanessa Rolfini Arteaga, ciertamente tenemos que reaprender a comprar y a comer. Cuando uno cocina para los demás se da cuenta que hay cantidad de productos maravillosos y cercanos, de estación, de calidad, que aún no forman parte de nuestra despensa familiar ni de la escogencia de los comensales…. como esas sardinitas preciosas que me copiaste y que son orgullo de Puerto Santo y que la gente ve con cierto menosprecio pero que son un producto de exportación apreciado, o como tu dices, los tubérculos que son en muchísimos casos orgánicos y que se pueden utilizar en chips, purés, pasteles, arepas, y nos seguimos empeñando en el arroz o la harina de maíz que poco se consigue como si no hubiera nada mas. Es como si aún nos avergonzaran algunos platos o como que están en nuestra memoria amorosa pero no los ejercemos. Y también como dices, tantos pescados maravillosos y ricos que no nos atrevemos a probar porque nos quedamos anclados en el pargo, el mero, la catalana y cuando mucho el robalo o el dorado. Menos mal que cada vez hay mas cocineros en las regiones y en Caracas explorando nuestra memoria gastronómica, periodistas ocupándose del tema. Cierto es que es materia pendiente reprender a querer lo que somos y aprender a comer con más salud y gusto

    • Efectivamente Tamara, hay que revisar lo disponible. Te cuento, hace día fui al sur del lago donde hay frutas y vegetales por doquier y en los sitios donde comimos, solo había jugo de fresas o moras congeladas, plátano sólo en tostones, y ni hablar de quesos o derivados lácteos. Y yo preguntaba, ¿pero no hay jugo de guanábana, parchita o mandarina? he visto cientos de plantas cargadas por todos lados. Además de plátano en tostón ni una sola manera distinta de prepararlo y por ahí me voy. Le damos la espalda a nuestra despensa. Ni te cuento cómo aquí en Caracas, – al igual que en toda Venezuela – se pudren los mangos en el piso y si revisas incluso los menú de los restaurantes, son contados con dedos de las manos quienes lo incluyen en el menú más allá que como jugo. A eso hay que sumarle, que nos centramos en 2 o tres maneras de cocinar: todo es frito, a la plancha y guisado. Pero esto es educación, hay mucho por hacer, por divulgar, creo que la gran necesidad ha abierto el espacio para intentar aprender cosas nuevas, porque en el punto en el que estamos es un asunto de supervivencia. O nos adaptamos o nos jodemos, porque de momento la solución no viene ni de Dios, ni del gobierno. Los venezolanos somos guerreros, adaptables e inteligentes, virtudes que hay que poner al servicio de la cocina en estos tiempos tan difíciles para todos.

  2. Vaneeeee… Me quedé esperando los tips de alimentación ajustada a nuestra realidad, sigue en otro artículo?

    • Vanessa, No es una mala idea, creo que el tema ha generado mucho interés. Aunque todo comienza con informarse, sentido común, educarse e intentar no apegarse a los hábitos, en especial, a los que nos limitan. Por ejemplo, ahorita que hay mucho mango, lo utilizo en ensaladas dulces y saladas, como jugo, en salsa y como base de picantes. O los tomates que en este momento están a buen precio y no compro aguacates hasta que bajen de precio. Ejemplos hay muchos, pero creo que es un buen momento considerar otras opciones, y aprender de esta desgracia, de lo contrario no tiene sentido pasar por tantas dificultades. En el caso de la alimentación, al igual que otros países que han pasado situaciones similares, podemos sacar algo positivo. Esto se reduce a adaptarse o perecer. Gracias por la buena idea, escribiré más sobre el tema. Está atenta. saludos. Vanessa

  3. Buenas Tardes primeramente es un placer. recientemente la empece a seguir en instagram y ahora leo sus post.
    le cuento que desde hace un tiempo he agarrado un amor por todo este mundo de la comida, comencé a hacer unos cursos de pastelería que es lo que mas me gustaba y me fui enamorando de todo el mundo foodie.
    le cuento que soy agronomo y me ha servido mi carrera bastante para entender muchos aspectos de la gastronomía, sin embargo quisiera aprender cocina formalmente y mas aun formarme de la manera que ud lo ha hecho, estudiando especifiamente para critico, enseñando al paladar, e incluso a escribir como ud lo hace, en fin, quisiera incursionar en este mundo de la comunicación gastronómica.
    quisiera escuchar de su parte un consejo para iniciarme en este mundo.
    muchas gracias

    PD el articulo esta excelente, tenemos que educarnos un monton, la gente no se toma la comida en serio y no planificamos nada. probablemente sea achacable a nuestra falta de 4 estaciones.

    • Gabriel, buenas noches, gracias por sus comentarios, un honor que se haya tomado el tiempo para escribirme. Aunque he hecho estudios de crítica gastronómica, no soy crítico. Sin embargo,si le interesa estudiar sobre comunicación gastronómica, le sugiero contactar a la gente The Foodie Studios, es un grupo de profesioneales españoles que se ocupan del tema y se puede estudiar vía on line.

      Espero sea un primer paso para ud. Siempre a la orden

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